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@SilviaCoLatino
Anastasio Pereira Vigil y Juan Bautista Márquez rindieron su testimonio de ampliación a sus declaraciones vertidas en el año de 1991, sobre la Masacre El Mozote y lugares aledaños, ocurrida entre el 10 al 14 de diciembre de 1981, ejecutada por un combinado militar que incluyó al Batallón élite “Atlacatl”, que arrebató la vida de más de mil personas de la población civil, en su mayoría niños y niñas de entre 0 a 12 años de edad.
Frente a un ejército de abogados de la defensa de los militares sentados en el banquillo de los acusados, las víctimas reiteraron los abusos, persecución y terror que vivieron en ese momento del conflicto armado ante el Juez, Jorge Alberto Guzmán, del Juzgado de Primera Instancia de San Francisco Gotera, Morazán.
Los testimonios se dan el marco procesal penal que fue reabierto en el año 2016, luego de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declaró inconstitucional la Ley de Amnistía.
Anastasio Pereira, de 93 años de edad, jornalero de toda su vida narró que ese diciembre de 1981, estaba en el caserío El Cumar en Arambala, Morazán, que cuando tuvo noticias de lo ocurrido en El Mozote trató de llegar a verificar el estado de su familia, pero el temor a ser asesinado por los militares se lo impidió.
“Me avisaron que habían matado a mi familia, y me fui a buscarlo y solo pidiéndole a Dios por ellos, porque yo, nada podía hacer ya, era un fuego que no se entendía que tiraban tanto de un lado, como del otro. En El Mozote estaba Florentina Pereira mi hermana y Daniel Romero esposo de mi hermana. Eso fue duro para todos, los aviones por arriba y el ejército por bajo, teníamos que estar queditos (callados) y a la buena de Dios”, recordó.
A este testimonio se unió el de Juan Bautista Márquez, agricultor en pequeño, con residencia en el cantón Los Quebrachos, Meanguera, Morazán, quien rindió su primer testimonio en 1990, luego del conflicto armado, quien comentó que el 11 de diciembre de 1981, se encontraba en el Caserío El Hormiguero, cuando oyó ráfagas de armas de alto calibre y humo que se elevaba de casas incendiadas, luego se oyó un silencio total.
“A eso de las 9 de la noche llegó a su casa de habitación Hilario Sánchez, que me dijo: Don Juan levántese y váyase de aquí, porque a mí me han matado toda la familia y me han quemado las casas y posiblemente mañana entren aquí.
A esa hora salí, caminé toda la noche hacia el caserío El Jocote Amarillo. Ya para el 13 de diciembre me encontraba junto a mi familia y salimos a tomar agua a un ojo de agua, dejando a mi esposa en la casa de Santos del Cid y como a una distancia de 90 metros escuché ruidos fuertes y me dije Dios mío y eso qué es, si ahí no hay gente en el ojo de agua, me fui a traer a mi esposa y le dije es el ejército el que anda ahí”, relató.
Ya para el 16 de diciembre Juan Bautista toma rumbo a El Mozote a buscar a su mamá, pero no pudo llegar porque no se soportaba la hedentina, donde las personas estaban en alto estado de descomposición, así como los animales de corral y domésticos.
“Camino hacia la ranchería de El Mozote, en busca de mi familia, encontré el cadáver del señor Vicente Márquez, de 75 años, y a sus hijos y a sus nietos, pudiendo ver a un niñito donde su cuerpo estaba por un lado y la cabecita en otro lado, y como seguí caminando encontré otros cadáveres, de Fernando Guevara y su esposa, de Florinda del Cid y su hija Julia, que estaba embarazada, muertos y otros muertos”, indicó.
Para Ovidio Mauricio González, de Tutela Legal “María Julia Hernández”, estos testimonios de ampliación de las víctimas han tenido buenas aportaciones al caso de la Masacre de El Mozote, que a pesar que los abogados de la defensa sigan con la intención de pasar estos hechos como una situación de combate, cuando fue una acción unilateral del ejército contra personas civiles .
“Ya lo ha demostrado la prueba científica que para mí, es la más valedera y se ha determinado la muerte de ellos por forenses, que fueron disparos; se ha determinado qué tipo de gente pudo haber sido y ahí encontramos que la mayoría son niños y ellos realmente no pueden ser tratados como guerrilleros, cuando muchos no tenían la capacidad de combatir”, consideró.
En cuanto a la presencia de los testigos y ampliación de testimonio, después de más de 20 años, Ovidio Mauricio consideró que era “histórico” y una conquista en este caso de la Masacre El Mozote y lugares aledaños.
“Es importante que las víctimas tengan de nuevo una voz en el proceso. Y que se les haya permitido hablar y narrar todo lo que vivieron y el enorme sufrimiento que tuvieron. Han pasado ya dos testigos quienes claramente han ratificado que vieron a los elementos de la Fuerza Armada en el terreno, vieron los cadáveres de sus familias asesinados por esos efectivos militares, y constataron la destrucción de sus comunidades a través de incendios de casas y matanzas de animales domésticos, para bloquear su sobrevivencia”, acotó. David Morales, querellante particular de las víctimas, indicó que hay otros testigos que tienen la voluntad de declarar y optar por su derecho a ser escuchados, que confirman la masacre de la población civil.
“La defensa estaba realizando solicitudes impertinentes, ya que la realización de las audiencias de los testigos estaba ya planificada hace más de dos semanas, y tuvieron todas las oportunidades de impugnarlas en los plazos de ley. Y luego presentan unas solicitudes de suspensión y declaratoria de ilegitimidad y de mi persona como acusador particular, a pocos minutos, de realizarse la audiencia, esa era una estrategia dilatoria que buscaba detener la diligencia judicial; pero el Juez, creo que de una forma muy correcta y en apego a la ley, no lo permitió y es así como escuchamos los testimonios de las víctimas”, indicó.
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