Eugenio J. Ríos
De acuerdo con sus estatutos el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) es un partido democrático, revolucionario y socialista, una variante del marxismo, que sin embargo sigue asustando a los derechistas, sobre todo cuando se habla de un movimiento con amplia base social con el objetivo de la descentralización y democracia económica.
El proyecto histórico e ideológico del FMLN no puede entenderse sin la participación de amplios sectores de la sociedad, sus miembros están a favor ya sea de la transición electoral al socialismo o la revolución espontánea de las masas desde abajo para distinguirse de los socialistas autoritarios que requieren de un Estado de partido único.
El FMLN ha dado muestras en su corta historia de ser un movimiento flexible, de ampliar participación democrática en donde pueden convivir distintos pensamientos y aportar con ideas y esfuerzos a la introducción de beneficios y derechos tanto de la sociedad, como del ser social (obreros, profesionales, empresarios, campesinos, etc.).
Los pasados y actuales dirigentes del FMLN entendieron que los beneficios planteados no sólo servían para las personas en particular, sino para mejorar el sistema político. En tal sentido, la democracia representativa estipulada en la Constitución, es un concepto no solo mejorable sino un objetivo político al que se debe llegar, a través de la lucha por el derecho de los sindicatos a participar no sólo a la administración de las empresas sino en la dirección política de un país.
Es importante entender que el FMLN ya como gobierno ha sido prudente y paciente en los cambios impulsados, porque en el mismo seno de la sociedad capitalista, es posible obtener más igualdad social sin necesidad de transformaciones económicas fundamentales, a través de la inversión del dividendo del crecimiento económico.
El crecimiento económico se deriva del manejo y administración eficiente de la economía, gracias, en parte, a la intervención estatal en servicios públicos a favor de los sectores más vulnerables, en lugar de recurrir a medidas de redistribución fiscales, esto es, aumentar los impuestos.
Es lo hecho por el FMLN desde su primer gobierno al crear los programas sociales, como los paquetes escolares, agrícolas, el vaso de leche, la pensión básica universal, las becas escolares, Ciudad Mujer, supresión de cuotas voluntarias en los hospitales, mayor cobertura en salud pública, la cirugía gratis para recuperar la vista a miles de salvadoreños, etc.
En el mismo sistema capitalista también es posible concretar alianzas y acuerdos. Las conquistas logradas por los trabajadores en las empresas es parte de ello, el actual gobierno del FMLN, por ejemplo, ha creado distintos instrumentos con la participación de diversos sectores de la sociedad.
El Consejo Nacional de Seguridad Pública Ciudadana y Convivencia para combatir y eventualmente erradicar la violencia y la criminalidad surgió con la participación de empresarios, políticos, profesionales, académicos, intelectuales, obreros y más, y es una muestra de la necesidad del diálogo y la concertación para construir acuerdos.
Lo de los acuerdos demuestra claramente que el Estado no funciona simplemente como un instrumento de opresión de clases, sino como un sistema de concreción de alianzas, desde luego, el caso nuestro lo demuestra, habrá algunos políticos opuestos a ello, o también sectores que quisieran sacar ventajas o aprovecharse de la buena voluntad del gobierno, pues muchos lo toman como debilidad o una maniobra para superar una situación difícil.