Madrid/PL
Profundamente dividido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) inició hoy, cuatro horas después de lo previsto, una crucial reunión para dilucidar su futuro en medio de la peor crisis de la centenaria organización.
Fraccionados entre detractores y afines al todavía líder de la agrupación socialdemócrata, Pedro Sánchez, unos 260 miembros del Comité Federal -máximo órgano del partido- finalmente dieron comienzo a la cita tras lograr, aparentemente, pactar el orden del día.
En el cónclave, que arrancó en la sede nacional del PSOE en Madrid, los dos bandos enfrentados tienen que definir si mantienen a Sánchez como secretario general o entregan las riendas de la formación a una gestora.
Un sector de la principal fuerza de la oposición, encabezado por influyentes dirigentes territoriales, reclama que esa comisión política o gestora se ponga al frente de la organización al considerar disuelta su cúpula, tras la dimisión el miércoles de 17 de sus 35 integrantes.
Sin embargo, los leales a Sánchez siguen reconociendo su liderazgo y defienden unas elecciones internas inmediatas para que sea la militancia la que elija al secretario general y, en última instancia, la postura a adoptar sobre la gobernabilidad en España.
Si bien está de acuerdo con esas ‘primarias abiertas’ a las bases, el ala disidente quiere que las mismas se celebren después de la conformación de un gobierno en este país, inmerso desde hace más de nueve meses en una parálisis institucional.
Una idea que choca con la pretensión de Sánchez -quien se presentará a la reelección- de realizar esa votación el 23 octubre, a escasos siete días de que expire el plazo legal para nombrar al nuevo presidente del Ejecutivo español.
Aunque sin decirlo de manera explícita, los críticos buscan aplazar los comicios internos con el fin de facilitar un gobierno de Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular (PP), claramente impugnado por los afiliados al PSOE.
En otras palabras, que la mencionada gestora conduzca los destinos del partido con la misión, además, de decidir cuál sería la posición de los 85 diputados socialistas en una eventual investidura de Rajoy.
El nudo del conflicto está en si el PSOE debe continuar impidiendo una administración del PP, posición amparada por Sánchez, o si por el contrario debe abstenerse en el Congreso de los Diputados y permitir otros cuatro años de Rajoy en el poder, como quieren sus contrarios.
En una inesperada comparecencia, el aún líder de la agrupación que gobernó España 21 de sus 39 años de democracia, anunció la víspera que dimitirá si pierde hoy ante el sector rebelde, para muchos instigado por Susana Díaz, presidenta socialista de la región de Andalucía.
‘Si el Comité Federal mañana (por este sábado) decidiera cambiar su posición y pasar a la abstención, obviamente yo no podría administrar una decisión que no comparto’, anticipó.
Detrás de la insólita conjura, se menciona también que está la mano del expresidente del Gobierno y dirigente histórico del PSOE Felipe González, partidario de dejar gobernar a Rajoy para evitar la convocatoria de unas terceras elecciones en este país.