César Ramírez
@caralvasalvador
El tema del presupuesto se convierte en una nueva bandera electoral, cuando debe ser un tema de racionalidad de la nación.
Tomando en cuenta la anterior discusión la Reforma de Pensiones, que llegó al impago y en las siguientes oportunidades rozó el abismo de caer por segunda ocasión en esa situación, pero que no impidió las bajas calificaciones de las evaluadoras de riesgos, nos han dejado un panorama poco alentador sobre el presupuesto de 2018.
Existe en este momento la distorsión de las campañas “no oficiales” que corrompen el objetivo de las comunicaciones sociales, enfocando sus mensajes en contra de todo proyecto nacional, no existe control de medios ¿funciona la legalidad en este aspecto? Conocemos las lecciones de anteriores elecciones: el presupuesto sufrirá una larga demora, aumentará la violencia para demostrar que tenemos una seguridad pobre, bloqueos de calles, difamación, alta frecuencia de mensajes degradantes en redes sociales, huelgas, acusaciones infundadas para degradar al adversario político etc. mientras tanto el presupuesto continuará en vacaciones por varias semanas.
Conocemos esas realidades que han sucedido en años pasados, de tal manera que construir un consenso político con ARENA es la meta, puesto que se necesita mayoría calificada en este caso, los votos de ese partido son necesarios por el endeudamiento previsional y otros rubros.
Tengo la impresión que ARENA lograría una fuerte simpatía y apoyo si mostrará acciones para solucionar problemas en lugar de profundizarlos, como el caso de las pensiones; la fuerza no se demuestra con acciones que dañan a la población, sino por la capacidad de disminuir las presiones internas o externas sobre los modelos económicos, sociales, seguridad, educación etc. es muy emblemático dejar perder préstamos para caminos rurales del Ministerio de Obras Públicas, la donación de España, las cooperación de naciones con financiamientos blandos, ello envía el mensaje hostil que se oponen al desarrollo nacional incluyendo a sus propios correligionarios, es un mensaje miserable que no olvidarán los pueblos afectados.
Los partidos políticos deben tomar el camino hacia el desarrollo nacional, con la mejor voluntad hacia una gobernabilidad amplia, que fortalezcan la seguridad en contra del terrorismo que agobia a toda la familia salvadoreña, especialmente a los valientes policías y soldados, que son primera línea de la defensa nacional.
Aprobar el presupuesto es una magnífica oportunidad para disminuir el “nocivo hábito de la desconfianza política” puesto que desactiva la violencia, aumenta la credibilidad de las instituciones puesto que sus objetivos no son únicamente electorales sino nacionales, se envía el mensaje correcto a los ciudadanos no únicamente a la filiación partidaria… en otras palabras, se “construye nación”.
Es adecuado observar el presupuesto nacional con un enfoque técnico, económico, proporcional, equilibrado, etc. puesto que con otra óptica el presupuesto de 2018 se aprobará hasta después de las elecciones.
En nuestra calidad de ciudadanos demandamos realidades no sueños electorales que beneficiarán a una bandera o un color político, el presupuesto no debe ser un tema electoral ni emotivo, los temas de la seguridad nacional, educación, salud, endeudamiento para cubrir pagos obligatorios necesitan pronta solución.
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