De pronto ayer, ya es un recuerdo y ese recuerdo pasa al baúl inmenso del olvido. Somos instantes, pequeños momentos que van desplazándose de una manera misteriosa conforme pasa el tiempo. Sí la felicidad existiera estuviera en esos espacios donde ocurre todo, en donde la fotografía es un testigo mínimo para todo lo vivido. Sí, un emisario, mas no representa todo aquello que conformó. Está adentro de uno mismo, transitando nuestro mundo interior a su forma y manera.
Editamos el recuerdo, pronto aquello ya es una mínima parte de lo vivido que se niega a morir. Resulta grato poder hablar de las experiencias pasadas, como lo decía el poeta británico Lord Byron: “El recuerdo de un momento muy feliz es un poco doloroso, y el recuerdo de un dolor, duele todavía”. Detenerse a pensar ya es quitarle la magia al presente, los mejores momentos, se tornan cuando se es feliz desde la inconsciencia, es decir en el descuido. Luego viene el recuerdo para evocarnos que hubo un momento donde el tiempo y la vida cobró sentido. Muchos están llenos de esos momentos, otros, a penas recuerdan algunos tramos, y otros, inventan momentos que fueron medianamente así, hermosos en comparación al presente en que se vive, todo cambia desde el cristal donde se mira.
Somos instantes, damos también instantes, muy al fondo hemos dicho la palabra exacta en el momento adecuado, hemos compartido risas, apoyado en la tragedia, hemos estado en el caos, en la alegría, en la desdicha, y si todo momento es un poco doloroso en el recuerdo si viene de la alegría como dice el poeta, también aquellos momentos de dolor recordados en el presente nos consolidan con aquellos que estuvieron o están. Ver algunos que transitaron momentos difíciles en nuestro pasado, hace que verlos, sea un pasadizo secreto al que fuimos, hoy en otra faceta quizá, y ese recuerdo sea un instante extraño que nos diga en quién nos hemos convertido.
Rolon, psicoanalista dice unas máximas a partir de la felicidad: “Vivamos de modo tal que podamos mirar hacia adentro sin sentir vergüenza de quienes somos”. Somos eso, la suma de tantos instantes que nos han marcado, y que en el recuerdo soplan como esa brisa que anuncia una tormenta dejando la estela de los momentos que fueron y hoy nos deja la plena sensación que las herramientas que nos ha dejado el pasado serán las que nos servirán en la batalla del presente. La vida es un instante, donde todo ocurre, se acaba y se olvida. Un pequeño transito que, sin lugar a duda, vale terriblemente la pena. Un soplo, un pestañeo, un saber alegrarse por quienes hemos conocido en esta vida para hacerla un poco transitable.
Debe estar conectado para enviar un comentario.