Somos la generación del meme
Por Nathaly Campos
Si juntáramos todos los sueños o planes que teníamos para este año y que quedaron suspendidos en el tiempo, seguramente nadie nos pudiera salvar, ese sabor a libertad nos fue arrebatado de las manos y nos hizo eco la voz de Darwin, cuando entendimos que acá no sobrevive el más fuerte, sobrevive el que mejor se adapta al cambio.
La especie humana necesita satisfacer sus necesidades biológicas, pero también satisfacer esa hambre de estímulos, de pertenecer a algo, de compartir los mismos referentes que el otro. Con Vini, la vida pareciera que es un juego entre risas y charlas en el carro de camino a un lugar o simplemente mientras ve una serie random que en la vida se me hubiera ocurrido verla, pero que me hizo cuestionar que todo tiene una respuesta antropológica y desde entonces, me interesó un fenómeno que parece ser irrelevante para las ciencias sociales en el país y que ahora se volvió objeto de estudio de mi tan anhelada tesis.
Todo parece ser gracioso o cobra sentido cuando consumimos memes, estos elementos extralingüísticos nos han permitido establecer un lenguaje universal, porque se rigen bajo códigos lingüísticos y estructuras de significados propios de cada comunidad. Lo magnifico de este fenómeno, es que transciende el plano digital y se instala en todo acto de habla.
Los memes, son macrouniversos, comunidades de habla que tienen la facultad de cuestionar la realidad con un lenguaje irónico y burlesco; ocupan y necesitan de un ecosistema mediático para poder fluir y son en sí mismos unidades culturales, porque surgen de nuestros contextos sociales, se viralizan, mutan y mueren. No son solo elementos catárticos, no solo nos dan risa, sino también son la ventana de los problemas estructurales de una sociedad, porque hablan de como percibimos nuestra realidad y son estados de opinión que apropiamos para adaptarlos a nuestras necesidades.
Somos la generación del meme, leí una vez en Twitter. Pensamos y hablamos memes, los producimos y los consumimos; nos permiten hacer match con el otro que siente lo mismo que nosotros. Por lo tanto, lo social del meme es ser el referente de nuestra anomia, esa piedra en el zapato.
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