Lima/Prensa Latina
La ratificación de la desaprobación a la presidenta peruana, Dina Boluarte, y al primer ministro, Alberto Otárola, destacó este domingo en una encuesta que, además, evidencia el desgaste del gabinete ministerial.
La aprobación a la mandataria se mantiene por segundo mes en un 10 por ciento, la más baja en un año, frente a una desaprobación de 83 por ciento; mientras Otárola registra un aval aún inferior, de ocho, frente a un rechazo de 75 puntos porcentuales. La encuesta de la empresa privada Datum precisa además que en Lima Metropolitana, donde Boluarte tiene un tercio de la población nacional, la jefa de Estado registra una desaprobación de 81 por ciento.
También es alta la reprobación a la gobernante en los territorios del norte del país (82 por ciento), Sur (85) y oriente (79).
En cuanto al gabinete ministerial que encabeza Otárola, a quien muchos políticos y analista atribuyen importancia decisiva en el gobierno, el sondeo de Datum refiere los casos de los importantes titulares de Economía, Álex Contreras; Interior, Víctor Torres, y Educación, Miriam Ponce, que son desaprobados, con 63, 68 y 60, respectivamente.
Una encuesta de la misma empresa, difundida el 15 de enero pasado, verificó que 90 por ciento de los ciudadanos entrevistados plantean la necesidad de cambios en el equipo ministerial.
La politóloga Katherine Zegarra sostuvo que las cifras de los sondeos de opinión adversas al Ejecutivo y el Legislativo reflejan la percepción de que no hay mejora en la administración actual en el manejo de las políticas públicas y de problemas como la inseguridad y la economía.
Zegarra declaró al diario El Comercio que los resultados plantean la necesidad del reemplazo de Otárola, reclamado también por diversas fuerzas políticas, aunque opinó que es difícil que un nuevo primer ministro revierta la tendencia de opinión actual, al menos en lo que atañe e la presidenta.
“A estas alturas ni siquiera hacer cambios en el Gabinete le garantiza a Dina Boluarte romper la tendencia de pobre aprobación que la acompaña”, dijo la analista.
Añadió que los cambios debieron hacerse a tiempo y los realizados por coyunturas políticas “no han entusiasmado a la población que exige acciones concretas y resultados”.
Afirmó que la presidenta y su primer ministro “viven de anuncios y promesas en las que cada día son más difícil creer”.