Oscar A. Fernández O.
Sonny Rollins (7 de septiembre de 1930) es un músico estadounidense de jazz, see decease saxofonista tenor y compositor. Junto con Coleman Hawkins, Lester Young y John Coltrane, está considerado uno de los grandes saxofonistas tenores de la historia del jazz. Sus estilos son el bop y el hard bop, aunque se ha aproximado en varias ocasiones al free jazz en la estela de las innovaciones de Ornette Coleman, contando en ocasiones con la colaboración del cornetista de este, Don Cherry.
En su estilo siempre se ha notado la presencia de Coleman Hawkins, por su sonido denso y voluminoso, y de Charlie Parker, por la libertad de improvisación. Por lo demás, es frecuente su recurso al folclore (el Caribe, los calipsos…), su exposición reiterada de temas, su prolongación de las introducciones, su tendencia a la cita musical, etc.
Comenzó como intérprete de piano, para luego centrarse en el saxo, primero en el alto y luego ya permanentemente en el tenor a partir de 1946. Tras realizar su primera grabación en 1949 con el vocalista Babs Gonzales (1919-1980), Rollins logró un gran éxito con sus grabaciones con J. J. Johnson y Bud Powell ese mismo año; la última sesión le hizo tocar junto a Fats Navarro. El talento como saxofonista de Rollins fue evidente desde sus comienzos, y así consiguió tocar con Miles Davis en 1951 y con Thelonious Monk. Tras un periodo de retiro, Rollins se unió al Max Roach-Clifford Brown Quintet a finales de 1955, continuando tras la muerte de Brown hasta 1957. Desde ese momento, desempeñó funciones de líder en sus grupos.
Sus grabaciones para Prestige Records, Blue Note Records, Contemporary y Riverside Records durante los años cincuenta le llevaron a ser aclamado como el mejor saxofonista tenor de la época, al menos hasta la irrupción en escena de John Coltrane. Se retiró de nuevo entre 1959 y 1961 (época en que se hizo mítica su estampa de intérprete solitario sobre el puente de Williamsburg) y regresó con un cuarteto que incluía a Jim Hall, hasta que en 1968 decidió retirarse de nuevo.
Con su regreso en 1971, Sonny Rollins se mostró más abierto a las influencias de los ritmos del R&B y de la música pop. Cuatro de sus composiciones, “St. Thomas”, “Oleo”, “Doxy”, y “Airegin” están considerados estándares de jazz (biografía en Allmusic: 2011)
Ya en la década de los setenta, Rollins se encontraba fuera de los espectros más dominantes en el jazz. Por ejemplo, se imponía el jazz rock como música más vanguardista (a la cabeza, siempre Miles Davis), al tiempo que el free declinaba. Es cierto que el saxofonista presentó álbumes llenos de ritmo y fusión, caso de Horn Culture (1974) o Nucleus (1975); trabajos meritorios pero lejos del mejor Sonny Rollins. Sin duda, fue el disco The Cutting Edge (1974) el que le aportó mayor proyección en estos años. Sonny Rollins ya no era un hombre de clubes de jazz y, en este sentido, se dedicó a pasear su fama por el mundo tocando en festivales jazzísticos. El público mayoritario -no el aficionado de club de jazz, siempre pendiente de las últimas novedades- quería conocer in situ a uno de los grandes talentos del saxofón de todos los tiempos. Sin más exigencias. Y el tenor se adaptó perfectamente a esta nueva situación; ofreció a la audiencia lo que ella quería escuchar.
En 1985 Sonny pareció resurgir de sus cenizas con la puesta en marcha de una gira en trío con músicos muy jóvenes, todos de la “nueva hormada”; Victor Bailey (ex Weather Report) y Tony Campbell (uno de los baterías más influyentes del momento). En 1986 sacó a la luz su trabajo con Jim Hall -The Quartes Featuring Jim Hall-, al tiempo que compuso una nueva pieza clásica para saxo y orquesta. En este periodo ambivalente de éxitos y recaídas, la música disco también hizo mella en el saxofonista y le llevó a firmar el trabajo Dancing in the Dark (grabado para el sello Milestone en 1988), donde participaron músicos alejados de los circuitos del jazz, como Mark Soskin, Jerome Harris o Clifton Anderson. Instalado en tierra de nadie, la crítica especializada del jazz le dio definitivamente la espalda, ya que sus propuestas no eran sugerentes ni estaban regidas por la coherencia ( HYPERLINK “http://www.mcnbiografias.com/app-bio” http://www.mcnbiografias.com/app-bio )
Uno de los rasgos más importantes de su estilo es la fuerza con la que acomete sus improvisaciones. También ha sido Rollins uno de los más felices compositores del jazz contemporáneo. Suyos han sido los números “Tenor Mandes”, “Oleo” o “St. Tomas”.