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Sonrientes y distendidos, Obama y Raúl Castro se saludaron

Por María Isabel Sánchez/María Lorente

Ciudad de Panamá/Vaticano/AFP

Sonrientes y distendidos, el presidente estadounidense, Barack Obama, y su par cubano, Raúl Castro, se dieron la mano y cruzaron unas palabras el viernes en la Cumbre de las Américas en Panamá, sellando el histórico acercamiento entre sus países.

Al ser inaugurado el foro hemisférico, los dos gobernantes de países enemistados durante más de medio siglo, se sentaron por primera vez en la sala de negociaciones.

Obama y Raúl Castro se sentaron en la segunda de tres filas, separados sólo por los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, en un estrado que tiene de fondo las banderas de los 35 países del continente.

Un funcionario estadounidense dijo que el «encuentro fue informal» y precisó que «no hubo un diálogo sustancial entre los dos líderes».

El esperado diálogo entre Obama y Castro ocurrirá el sábado al margen de la cumbre.

El gesto refrenda el primer cara a cara de los presidentes desde que anunciaron, sorpresivamente el pasado 17 de diciembre, su decisión de avanzar hacia la normalización de relaciones entre sus países, rotas en 1961.

«Felicito al presidente Obama y al presidente Castro por el camino emprendido para normalizar sus relaciones», celebró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

La imagen de un presidente cubano y uno estadounidense saludándose vale más que mil palabras. Si bien los dos presidentes se saludaron brevemente durante el funeral de Nelson Mandela en 2013, el contexto entonces era muy distinto.

Obama quiere aprovechar esta cumbre para abrir una nueva era con América Latina, al cerrar uno de los últimos capítulos de la Guerra Fría en la región.

Hasta ahora Cuba había sido la principal piedra en el zapato en las relaciones de Estados Unidos con la región. Y fue durante años el epicentro del sentimiento antiimperialista en Latinoamérica.

«Aquellos días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo suponía que Estados Unidos podía inmiscuirse con impunidad (…) ya pasaron», destacó Obama antes de la cita.

Fueron pocas las veces que América Latina aplaudió de forma unánime una medida de Estados Unidos. Pero la iniciativa para la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fue una de ellas.

Distensión con Venezuela

Sin embargo, las tensiones entre Caracas y Washington, que aumentaron luego de que Obama declaró en marzo a Venezuela como una «amenaza» para Estados Unidos, podrían empañar la celebración.

«Venezuela está en Panamá de pie y con dignidad», dijo el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, quien llegó a la Cumbre con la promesa de entregar a Obama 13,4 millones de firmas que asegura reunió contra ese decreto.

Maduro, quien visitó el populoso barrio El Chorrillo -bombardeado durante la invasión estadounidense a Panamá en 1989-, anunció que los presidentes de los gobiernos de izquierda ALBA -Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua- se reunirán al margen de la cumbre.

«Con la Cumbre de las Américas nuestra América va a hablar claro y alto, y estoy seguro que después de la Cumbre seremos más fuertes y estaremos más unidos los pueblos de la America Latina y caribeña», manifestó Maduro.

Esta semana los dos países bajaron su retórica de confrontación: Obama reconoció que Venezuela realmente no es una amenaza, y Maduro dijo estar dispuesto «al diálogo».

La relación no cambiará de un día para el otro

Raúl Castro entra por la puerta grande a un foro del que la isla comunista estuvo excluida desde la primera Cumbre de las Américas de 1994.

En una secuencia de acontecimientos que mejoraron notablemente el clima de la cita, Obama recibió el jueves la recomendación del Departamento de Estado de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores de terrorismo, que integra desde 1982, según el senador Ben Cardin.

Sin embargo, Obama aún no ha tomado una decisión sobre ese asunto, indicó más tarde el asesor de la Casa Blanca Ben Rhodes.

Aunque el retiro de esa lista allanaría el camino para la reanudación de nexos diplomáticos, queda mucho por andar. Respaldada por América Latina, Cuba reclama el territorio de Guantánamo que ocupa la base naval estadounidense y el fin del embargo impuesto en 1962. Estados Unidos pide -de su lado- avances en derechos humanos.

«Nunca dije que todo se pueda transformar de la noche a la mañana», volvió a insistir Obama.

Sobre todo, que ninguna parte quiere dar la señal de haber sido la primera en ceder frente a los opositores al acercamiento que ambos tienen en sus países.

 Obama y Raul Castro compartieron el viernes en la noche una cena con el resto de presidentes.

Los días de «injerencia» de Estados Unidos en América Latina acabaron

El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo el viernes en un foro sobre la sociedad civil de América Latina realizado en Panamá que los días de la «injerencia» de Estados Unidos en la región habían terminado.

«Aquellos días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo suponía que Estados Unidos podía inmiscuirse con impunidad, ya pasaron», dijo Obama horas antes del comienzo de la Cumbre de las Américas.

Francisco pide a líderes de las Américas combatir «escandalosas» desigualdades

El papa Francisco pidió un esfuerzo en la lucha contra la inequidad, «fuente de conflictos», en un mensaje a los líderes reunidos en la Cumbre de las Américas en Panamá.

En un mensaje dirigido al presidente panameño y anfitrión, Juan Carlos Varela, el pontífice argentino manifestó su «sintonía» con el tema de la cumbre, «Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación en las Américas».

«La inequidad, la injusta distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos, porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros y que, para poder vivir dignamente, hay que luchar contra los demás», dice el papa en la misiva, fechada el 10 de abril y difundida este sábado por la Santa Sede.

El pontífice critica que «en las economías emergentes, gran parte de la población no se ha beneficiado del progreso económico general, sino que frecuentemente se ha abierto una brecha mayor entre ricos y pobres».

Y añade que «no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos», sino que «son necesarias acciones directas en pro de los más desfavorecidos».

Sobre la inmigración, el papa lamentó que «en ocasiones, la falta de cooperación entre los Estados deja a muchas personas fuera de la legalidad y sin posibilidad de hacer valer sus derechos».

Y en el interior de los países fustigó las «diferencias escandalosas y ofensivas» en detrimento de los indígenas, la zonas rurales y los suburbios de las grandes ciudades, para cuyas poblaciones pidió «una auténtica defensa» contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia.

El obispo de Roma recalcó que «hay ‘bienes básicos’, como la tierra, el trabajo y la casa, y ‘servicios públicos’, como la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente…, de los que ningún ser humano debería quedar excluido».

La VII Cumbre de las Américas se está viendo dominada por la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba, en la que medió Francisco personalmente, y sus presidentes, Barack Obama y Raúl Castro, mantendrán una histórica reunión frente a frente este sábado.

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