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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“El proyecto del río Sapo, es básicamente nuestro proyecto de Responsabilidad Socio-ambiental Empresarial, en el que buscamos el rescate de una de las zonas más importantes de El Salvador”, explicó Juan Pablo Domínguez, director general de Biosistemas Networks, empresa de consultoría internacional, que se encuentran trabajando en la región Mesoamericana y el Caribe.
Por ahora, mantienen una alianza inicial con las fundaciones Naturaleza y Territorios Vivos, pero esperan una mayor participación social que conjugue ONGs, gobierno y agencias internacionales de conservación del medio ambiente, entre otros participantes.
El director de Biosistemas Networks, realizó sus primeras visitas a la cuenca del río Sapo, en el norte del departamento de Morazán, lo que dio paso a la provisión de asesoría técnica para conformar la iniciativa para salvar al río Sapo.
“Nos percatamos del potencial que tenía el lugar en términos de conservación, un territorio de más de 6 mil hectáreas de tamaño y en un buen estado de conservación, claro hay deterioros en algunos lados, pero todavía es un hábitat natural que se conserva. Y tiene el potencial de convertirse en el área protegida más grande del país. Y como el hábitat natural continúa del lado de Honduras, se puede convertir en la primera reserva binacional arriba de las 10 mil hectáreas”, aseguró.
No obstante, los desencuentros con el río Sapo, se encuentra en que algunas tierras son propiedad privada y no cuenta con protección, pese a una iniciativa del año 1998, que comenzó con algunas acciones de patrullaje de una organización local, pero desde diez años atrás, el tema de áreas naturales quedó en abandono.
“El área quedó a total merced de cazadores, incendios forestales, saqueo, lo más peligroso un crecimiento descontrolado del turismo, que como un cáncer básicamente en la zona, va empujando a las especies, principalmente las más sensibles en una situación prácticamente entre la espada y la pared; y si puede perder. Nosotros como empresa consultura decidimos iniciar esta campaña para salvar al río Sapo, desde las personas residentes del lugar o involucrando también a toda la población, que sea tema de país, que como salvadoreños digamos, vale la pena salvar esta área, porque es de los últimos ríos que tenemos y hay datos interesantes, como el registro de presencia de pumas y otras especies”, explicó.
Los grandes desafíos para la vida del río Sapo, además de la regulación del crecimiento descontrolado del turismo, se encuentra la amenaza del surgimiento de nuevos asentamientos humanos, la mala disposición de los desechos sólidos, la tala indiscriminada, así como la pesca y caza furtiva en la zona.
“Este es un tipo de hábitat semi desértico, que tiene roca y es un atributo del área natural, entonces son limitados los espacios en donde pueden sembrar en la tierra, creo que dentro de sus seis mil hectáreas, quizás unas cien tengan parcelitas, pero si influye el ganado, porque la gente ha destruido el hábitat para que crezca el zacate para pastisal de las reses que dejan que deambulen por los contornos”, argumentó. La iniciativa por salvar al “río Sapo”, que nació en julio de 2018, surge luego de un trabajo de investigación para evaluar el estado general de área, así como la conducción de inventarios biológicos, en la elaboración de un catastro en el área natural, que se encuentra en el municipio de Arambala, Morazán, y forma parte de la Memoria Histórica, durante el conflicto internos del país (1980-1992). “Queremos crear el Primer Fondo para la Conservación y Restauración de Tierras (Land Trust Fund), de El Salvador, funcionaría como una organización sin fines de lucro, que sería integrada por propietarios de tierras, organizaciones comunitarias, conservacionistas y de investigación e instituciones benefactoras, que tendrán el objetivo principal preservar, restaurar los atributos naturales del área, o sea, fauna, flora y paisaje, a través de un manejo adecuado de la zona”, declaró.
