En estas tardes calurosas, vienen a mi árbol de aguacate una cantidad de pájaros… Más bien parece una reunión ya planificada… pero no es así, es pura coincidencia, las guacalchillas parecen señoritas platiconas y escandalosas, al cenzontle en la rama que se posa, le salen de su garganta bellísimas notas que hacen más alegre y más bella la tarde, el canta a su amada y es algo emocionante escucharle; después pasan una y otra vez bandadas de pericos, quizá buscan a esa hora sus nidos para dormir. A todo esto vienen palomas silvestres y codornices, digo que es una reunión que me alegra las tardes.
Una cosa pude observar y es que el torogoz con su aspecto tan filosófico es un gran observador y escuché que comentaba que no cantaba como el cenzontle, pero que era poeta y filósofo y que aunque no había pasado por la universidad nacional a estudiar letras y todos esos recursos literarios que son importantísimos para todo buen escritor. él había nacido poeta y que como dijo alguien que ya había fallecido que eso no se compraba en la tienda de la esquina y que ser autodidacta no era para avergonzarse pues los más grandes talentos lo han sido; es el caso de Rubén Darío, Geovanny papiny y otros, además se sentía muy contento de ser el pájaro emblema nacional y que él se consideraba muy bello por su plumaje y que no es a la flor de izote a quien debemos de admirar tanto pues sirve de alimento y aunque es muy bonita, yo soy más, a todo esto el cenzontle escuchaba y escuchaba todas estas posturas y razones del torogoz y dijo el cenzontle: que al pájaro no se le conoce por las plumas, sino por su canto, y yo dijo: soy cantante y poeta…
Y sino consultemolo con Borges o José Saramago
CARLOS ANDRÉS VILLACORTA
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