San Petersburgo/Rusia/AFP
Talento frustrado a nivel de club, el suizo Xherdan Shaqiri tiende a guardar lo mejor de sí mismo para el gran escenario del Mundial, y se está poniendo en el escaparate para otro gran movimiento en Rusia.
Descendido de la Premier League con el Stoke City esta temporada, el sprint de Shaqiri desde el mediocampo y finalización de último minuto para vencer a Serbia y clasificar a Suiza a octavos de final fue un recordatorio de lo que es capaz en su mejor versión.
Sin embargo, el impacto de ese gol, su cuarto en una Copa del Mundo después de anotar un hat-trick contra Honduras hace cuatro años, se perdió en gran medida en la polémica que suscitó su celebración.
Shaqiri, nacido en Kosovo, y su compañero de equipo, Granit Xhaka, hicieron un gesto de doble águila en representación de la bandera albanesa, como respuesta al abuso que recibieron por parte de las parcialidades rusa y serbias en Kaliningrado.
Shaqiri también lució la bandera de Kosovo en sus botas, pero apenas recibió una multa de 10.000 francos suizos (USD 10.100), cuando la FIFA bien podría haberle castigado con dos juegos de sanción, finiquitando su Mundial antes de tiempo.
Tras el indulto, Suiza recurrirá ahora al achaparrado extremo para marcar diferencias frente a una Suecia que encabezó el Grupo G y sacó del torneo a la vigente campeona Alemania.
Los goles de Shaqiri tienden a ser espectaculares. En esta fase de la Eurocopa 2016 realizó una acrobática chilena contra Polonia, considerada uno de los mejores tantos del torneo.
Ese remate al final contó bien poco, ya que Suiza se despidió en los penales, y hasta ahora esta generación altamente prometedora se ha topado un techo de cristal en los octavos de torneos importantes.
Un último disparo de Angel di Maria en el tiempo extra también significó la derrota ante Argentina por mínimo margen en el Mundial de hace cuatro años. Es improbable que la generación de Shaqiri tenga mejores posibilidades de alcanzar sus primeros cuartos de final mundialistas desde 1954 que el martes, en San Petersburgo.
La capacidad de mostrar destellos de brillantez, aunque sin llevar a su país al siguiente eslabón refleja la irregular carrera a nivel de club de Shaqiri. Un rol protagonista en el Basilea le valió un traspaso al Bayern de Múnich y, después de no establecerse como titular en el gigante alemán, siguió una breve etapa en el Inter de Milán.
Su cambio al Stoke en 2015 parecía destinado a ser otro matrimonio corto de conveniencia para probarse en la Premier League, pero un movimiento a uno de los seis mejores de Inglaterra aun no se ha materializado debido a su irregularidad.
Los comentarios de Shaqiri a un diario suizo de que «incluso un Ronaldinho podría hacer poco en este equipo» después de su mejor bagaje de ocho goles esta temporada no evitó más críticas por parte de la hinchada.
Sin embargo, el Liverpool se cuenta entre los interesados en abonar su cláusula de compra de £12 millones, con la esperanza de que su abundante talento pueda ser aprovechado más frecuentemente.
Si la mejor versión de Shaqiri se enfrenta a Suecia, sus posibilidades de volver a la cima del juego europeo sin duda se verán reforzadas.