Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
En realidad debemos hablar de esfuerzos constantes y sistemáticos, de eslabones que han permitido divulgar la obra de salvadoreños a nivel mundial, bajo un criterio plural, incluyente, con vigencia histórica, en este caso el Suplemento Cultural 3000.
Las características de esta obra se reflejan en la cantidad de autores publicados, libros o ensayos promocionados en éste periódico, al igual que eventos: teatro, pintura, escultura, música, historia, universidades etc. los cuales han sido reseñados en sus páginas. Es de alguna manera la construcción de la historia cultural en el periódico de los trabajadores salvadoreños el Co Latino.
Si preguntan hacia dónde vamos, la respuesta es incierta, en realidad la cultura no va hacia ningún lado puesto que ella es producto del periodo histórico, de la caracterización del modelo en un momento determinado, de tal forma que podríamos ser el punto culminante, el fin de una era, o ninguno de los anteriores, es muy difícil ubicar nuestra situación cultural si la clasificamos bajo un criterio ideológico, es más fácil por lo tanto ubicarla dentro del desarrollo económico o tecnológico o nuestra relación con las naciones de primer mundo, pero en nuestro caso vivimos una época de postguerra, democrática, de construcción social y reconocimiento institucional, con apenas veinte años. No obstante es necesario reconstruir el legado de los pueblos originarios.
Durante el siglo pasado a partir de 1932 el autoritarismo no solo proclamó su concepto cultural, sino que fundó la lectura de los modelos publicables y ocultó a muchos otros autores los cuales fueron considerados: demócratas, comunistas, conspiradores etc. con tal fuerza que el poeta Roque Dalton fue publicado en esas esferas estatales veinticinco años después de su muerte, evidentemente no necesitaba ser publicado por el Estado cuando sus obras eran leídas en forma clandestina con ediciones de terceras repúblicas.
Fueron tiempos de silencio durante la guerra civil, pero existió en los años ochenta la feliz coincidencia de conocer a Gabriel Otero en México y hablar de literatura con proyectos divulgativos, eso permitió años después reencontrarnos en San Salvador y fundar el Tres Mil, un 24 de marzo de 1990.
Ahora han pasado veintiséis años de publicaciones semanales, con diversos coordinadores pero con el apoyo decidido de los trabajadores del Co Latino y su Director Francisco Valencia; es un legado que no podemos calificar nosotros, lo hará la historia.
El mensaje quizás es para los jóvenes, el desafío para las nuevas generaciones es superar esta obra, construir desde el silencio de sus estudios una obra que sea fiel a su consciencia, que les permita reflejarse en su intimissimun donde no pueden mentir, así serán parte de una historia que coincidirá o no con el presente. A lo mejor es pretencioso ubicarnos en la Historia, es preferible situarnos en la edad intelectual del momento –el arte genuino no tiene época-, así podemos ser arquitectos de nuestro destino. Los jóvenes al final deben construir sus propios espacios, comunicar sus obras, superar las dificultades de la época material o intelectual, si consideran que no es posible, su vida es pronosticable, si luchan por cambiar la realidad encontrarán la voluntad para transformar al mundo.
Eso ha sido el Tres Mil, un suplemento cultural que muchos consideraron imposible cuando la guerra civil era la rectora de la vida, pero se creó el espacio, los demás es leyenda.