@SilviaCoLatino
“Me fascina que 35 años después (de la Masacre de El Mozote) exista gente que sigue buscando la reparación de las personas que buscan documentar esta historia”, expresó durante su visita a las exhumaciones de El Mozote, Susan Meiselas, fotógrafa “freelance” que cubrió el conflicto armado de los años ochenta, en el país.
La profesional de la fotografía nació el 21 de junio de 1948, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos que con estudios de arte del Sarah Lawrence College, incursionó en un “master” en Harvard, y forma parte del colectivo “Magnum Photos”.
El 27 de enero de 1982, las fotos de Susan Meiselas dieron la vuelta al mundo, cuando el renombrado periódico New York Times publicó un reportaje del periodista Raymond Bonner, corresponsal de ese periódico en Centroamérica, durante el conflicto armado en El Salvador.
Ambos documentaron la Masacre de El Mozote y zonas aledañas, al Norte de Morazán, ejecutada por el Batallón Atlacatl y un combinado militar en diciembre de 1981, y durante años, negaron el acto genocida ordenado por el gobierno salvadoreño, con respaldo de la Casa Blanca y del Congreso estadounidense en esa época.
¿Cómo te enteraste de esta masacre?
-Hubo un anuncio en la “Radio Venceremos”, que algo había pasado en ese momento, llegué como fotógrafa freelance, con Raymond Bonner, quien era reportero del New York Times. Llegamos por otro lado, entramos por Tegucigalpa, Honduras, y fuimos adentrándonos por un caminito al Colomoncagua y otros pueblitos, pasando la frontera en la noche y paramos en un lugar para descansar y seguimos al día siguiente.
¿Cuál fue el primer lugar al que llegaste?
-Entramos por Arámbala, y que fue bastante impactante todas las casas destruidas sus techos en el suelo, había huesos y personas quemadas, siempre digo que era difícil saber cuántas personas eran… fue difícil. Llegamos como dos semanas después de lo ocurrido en El Mozote. Ese escenario nefasto aún estaba ahí intacto, seguimos caminando en la zona entramos y salimos, no recuerdo si alcanzamos a llegar a La Joya, porque al ver ahora los lugares, todo ha cambiado hay repoblación, casas construidas, y más gente viviendo por donde estuvimos.
¿Qué registraste en tus fotografías en aquel momento?
-Cuerpos quemados, algunos semi-enterrados, y se podían ver sus vestidos y ropas. Recuerdo a un grupo de hombres fuera de una casa, en una plantación de maíz en el campo, no tan lejos de su casa, fue impactante, aunque no tuve idea de cuánta gente vimos en ese momento, en cada lugar.
¿Cómo profesional esto marcó tu vida?
-Seguro, luego que sacamos la noticia en el New York Times, una semana después que volvimos a los Estados Unidos hicimos los reportajes mostrando lo que habíamos recopilado. Y Teníamos, además una entrevista con Rufina Amaya, en ese tiempo difícil, creo que sin ella, nos hubiese sido difícil establecer el número de personas asesinadas en esta masacre. Que no fue en un lugar,
porque eran caseríos muy dispersos y pequeños.
¿Influyó en la opinión de la ciudadanía estadounidense estos reportajes y fotografías cuando existía un apoyo directo a la guerra civil del país?
-Es una lástima, pero no cambió mucho la política americana ese momento, porque la política de ayuda financiera continuó, y se recortó luego de la muerte de dos marines, pero de El Mozote negaron que eso pasó. Luego, diez años después se volvió hablar en 1992, cuando ya estaban las primeras exhumaciones y se pudieron recuperar los huesos y corroborar que de verdad, que eso si pasó. Y esto se logró, no solo por las fotos que fueron la evidencia, sino también, por las pruebas de los inspectores que han escuchado testimonios y si habían evidencias de que las casas fueron destruidas, que la gente había sido asesinada, que era una masacre y que el número de víctimas era difícil establecer en ese momento, pero que ahora, se han ido registrando el número con cada exhumación.
¿Cómo evalúas la situación a 35 años de la Masacre El Mozote, Susan?
-Estoy impresionada que el sistema éste tomando en serio este proceso y de manera más científica, que han logrado un grado de especialización para el personal forense del país. Y aunque creo, que
es una lástima que tuvo que darse por este suceso tan grave. Reconozco del Equipo Forense argentino su profesionalismo y la gente que está acá, por su voluntad, por seguir 35 años después, tratando de probar que algo que pasó. Sobre la justicia esa es otra cosa, ahí son otros elementos que se van a tomar para realmente cambiar este ambiente a algo más apropiado esto es, pero hay logros visibles. Creo que en mi país nadie piensa en lo que pasó en El Mozote, treinta y cinco años después, y tenemos ahora, muchas políticas de no involucrarnos en los problemas de los demás, y creo que habrá cambios en la política con el nuevo gobierno ¿Quién sabe?, ahora no es el tiempo de (Jimmy) Carter y los derechos humanos; entonces los esfuerzos por las reparaciones a las víctimas no vendrán del gobierno americano.
¿Qué impresión te llevas al volver a El Mozote?
-Me mueve mucho que sigan, poco a poco, con paciencia en las exhumaciones y la documentación; porque aquí está también el contraste de las nuevas generaciones, es interesante la reacción, como una parte de estas familias que son afectadas y son dignas. Las exhumaciones pueden ser una etapa de inclusión donde se sienten retribuidas, pero eso es solo una parte de toda la reparación en su totalidad. Porque esto no es igual, para todos los que quieren de su familia es un quiebre emocional profundo que ni me imagino cómo tocar ese tema realmente.
¿Podrá la Memoria Histórica sobrepasar el tiempo?
-Esa es la pregunta a responder, cuando llegas a San Salvador, ahí es otro mundo y no tengo idea si hay una verdadera preocupación de lo que pasa en el campo, en una zona tan lejana y las historias que han pasado ahí; porque muchos tienen sus propios problemas como la violencia de cada día, que a todos preocupa. Yo siento que hay muy poca gente que sigue con esta dedicación y compromiso de conocer la historia, y preservar lo que se pueda.
¿Consideras difícil la oportunidad de justicia, si las víctimas son ahora son adultos mayores y solo tres mil sobreviven?
-Sí, eso siempre es un peligro que se queden olvidados, pero si tenemos a estas personas realizando las exhumaciones, desde las autoridades competentes y que trabajando juntos documentan a estas personas de forma profesional; es lo interesante de todo esto.
Ahora, El Mozote está poblado, es irreconocible tienen una plaza pública con su jardín de los niños y niñas y hasta se habla de turismo para la zona. Es otro mundo, si lo comparamos cuando
quisimos entrar en esta zona cuando estaban los militares y cruzamos la frontera después de lo que había pasado. Creo que fue una oportunidad poder fotografiar esta zona cuando nadie sabía que íbamos a encontrar luego fue evidencia de algo, pero más importante, se reconoció todo este proceso y lo hemos visto. Me fascina que 35 años después exista gente que quiere buscar la
reparación de las personas cuidar y documentar esta historia y que al final, les de a los afectados tranquilidad y paz.
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