Gabriel Otero Me invade un profundo agradecimiento a mis ancestros, por mi herencia, por mis nombres y apellidos. Fui engendrado, creado y educado por Don Julián y Doña Lucy, mi padre y mi madre, ambos eran simpáticos y muy sociables, yo salí todo lo contrario, de pocas palabras y en extremo sardónico. De niño intentaba adaptarme y ser gregario, pero …
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