Herbert Edmundo Vaquerano,
Escritor
El dos de mayo de 1965 habíamos escalado toda la familia el cerro de San Jacinto. Al día siguiente fue el terremoto. Recuerdo que me quedé petrificado en la cama y sólo pensé: éste es el cerro.
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Me veo a mí mismo durmiendo, es decir, mi mismo cuerpo…un poco desencajado por cierto…(La verdad: me intrigan muchas cosas acerca de los sueños, como algunos que no se recuerdan…y otros que no se olvidan para nada y llegan, incluso, a mezclarse con la realidad la cual se llama objetiva, es más, algunos se repiten y creo estos últimos son la mayoría de las veces, las pesadillas. He leído que hay varias clases de sueños, unos al nivel del subconsciente, otros premonitorios, éstos son los que más me interesan debido al ansia de saber el futuro, la cual supongo nos acosa a todos los seres humanos. Por cierto,, dicen los psicoanalistas: hay que tener muy presentes los símbolos en los sueños…)
…Dormimos juntos los cinco primos (los duales habíamos escalado el cerro de San Jacinto con nuestros padres. ¡Súbito se abre la tierra con un estruendo horroroso, se precipitan las camas de todos, lanzo alaridos como todos los demás, siento el vacío del averno, la garganta se me cierra de angustia…Despierto (porque logro que mi vehemencia logre hacerlo), termina la pesadilla!