Santiago / AFP
Miguel Sánchez
Sonando sus bocinas y ondeando banderas chilenas, miles de taxistas chilenos protestaron el lunes por el centro de Santiago contra la denominada ‘Ley Uber’, mediante la cual el gobierno pretende legalizar el servicio de las aplicaciones de transporte de pasajeros.
La céntrica Alameda, principal arteria de Santiago, fue copada por miles de taxis que circularon con sus clásicos colores amarillo y negro, junto a leyendas pintadas en los vidrios de sus vehículos en los que expresaron su rechazo a esta ley que anunció el gobierno del presidente Sebastián Piñera hace 10 días, y que pretenden regular a las aplicaciones de pasajeros.
«No nos gusta este proyecto, fue muy a la ligera, muy improvisado (…) nosotros ni siquiera tuvimos la posibilidad hacer un análisis en conjunto de ese proyecto», dijo Luis Reyes, presidente de la Confederación Nacional de Taxis de Chile.
La nueva norma -que debe ser debatida aún en el Congreso- prevé exigir a los conductores de Uber una licencia profesional y seguro de accidente, requisitos que ya cumplen los taxistas. Quedan excluidos quienes tienen antecedentes penales, como tráfico de drogas, maltrato y delitos sexuales. En tanto, las plataformas deberán estar inscritas como empresas de transporte remunerado de pasajeros y pagar impuestos en Chile.
La manifestación se desarrolló sin hechos de violencia y bajo un estricto control policial. En otras ciudades chilenas también se registraron protestas.
En quiebra
Los taxistas chilenos han mantenido una férrea disputa con Uber y otras aplicaciones de transporte de pasajeros desde su aparición en el país en 2014, acusándolas de operar bajo una competencia desleal.
Los sindicatos de transportistas exigen que la ley indique la cantidad de vehículos que podrán operar las aplicaciones, lo cual no está incluido en la norma. También exigen regular sus tarifas ya que las acusan de operar ilegalmente con precios más bajos, lo que ocasionó pérdidas de hasta un 50% en los ingresos de los taxistas.
«Las aplicaciones nos están llevando a la quiebra», dijo a la AFP, Luis Castro, uno de los taxistas que participó de la protesta.
La legalización de Uber ampliará el parque automotor del transporte público a más de 150.000 vehículos, creando una competencia insostenible, más aún cuando la norma actual mantiene congelado el número de taxis desde 1998, aseveran los chóferes.
Para el gobierno, los taxistas han sido «dueños del mercado» del transporte público por mucho tiempo, lo cual «no queremos replicar, por eso nuestro proyecto de ley está planteado de forma más amplia y más flexible», señaló Gloria Hutt, ministra de Transporte.
Trabajar más, ganar menos
Los taxistas chilenos se jactaban hasta antes de la llegada de Uber a Chile de que con las ganancias obtenidas con sus vehículos pagaban las carreras universitarias de sus hijos. Pero con la aparición de las aplicaciones en Chile desde 2014, la situación cambió.
«Son mayores las horas de trabajo en la calle, hay una disminución drástica a nuestros ingresos, hemos disminuido un 50% en relación a lo que ganábamos un año atrás», indicó Hugo Oyarce, uno de los taxistas que participó en la manifestación.
En la actualidad, los taxistas trabajan en promedio 14 horas diarias alcanzando un promedio de 40.000 pesos por día (unos 63 dólares). Afirman que antes de la llegada de las aplicaciones, ganaban lo mismo pero en menos cantidad de horas.
El sindicato de los taxistas manifestó que acudirán al Congreso para defender sus derechos. «Si es necesario, vamos a pedir la inadmisibilidad de ese proyecto en el Parlamento», agregó Luis Reyes.
En los dos últimos años, Uber alcanzó los 50.000 conductores inscritos en Chile, superando a los cerca de 47.000 taxistas que trabajan en Santiago, la capital del país, de casi siete millones de habitantes.