Dr. Fredy Rosales Meyer Médico Pediatra, Neonatólogo.
La madre siempre lo sostiene del cuello posterior o nuca y de las nalgas o de la rabadilla; el niño abre mejor sus piernas y se sienta mejor a caballo. El bebé que ha estado o esta siendo alimentado con otras técnicas al seno materno o la más usual, en la que el bebé esta sentado lateral a la madre, sobre o entre sus muslos y que pone la cabeza de lado, al colocarlo sentado a caballo, de frente, y tragando para abajo hacia el estómago se siente más complacido, se adapta luego y controla mejor la deglución de mayor volumen de leche materna, sobre todo en aquellas madres que tienen alta producción.
Si el bebé estando bien sentado, a caballo y mamando de frente aun así se atora, lo recomendable es que primero la madre ofrezca el seno que en ese preciso momento se encuentra menos lleno o más vacío de leche.
Si aun así se atora, lo mejor es que la madre antes de alimentar a su bebé se lave bien, dos veces las manos; se ordeñe ambos pechos manualmente, eche la leche en un frasco, taza o pocito y así le ofrece al bebé el seno materno que prefiera, ya medio vacío. La leche resultante del ordeño manual se puede reservar para ofrecerla en un momento posterior. Se deja al aire libre por no más de dos horas o se guarda en refrigeración para usarse en las siguientes 6-8 horas, previo baño de María o se congela como reserva para descongelarla despacio no en el microondas sino al medio ambiente o en baño de maría antes de usarla. Ver Fig. 79
Puede también prepararse con la leche ordeñada y para los niños mayores de tres meses, poleadas de harina de arroz o de maíz. Se le sienta en brazos o en un porta bebé y a comer su leche poleada se ha dicho. Sin temor, sin miedo.
Esta forma de alimentar al bebé es conveniente para las madres que trabajan o que sus niños son dejados al cuidado de las abuelas, madrinas, niñeras o niños hermanos mayores o con el padre y que en lugar de que le den la leche en biberón la coma preparada en poleada con una cucharita. Ver Fig # 86. Así el bebé va aprendiendo a comer y en el futuro no habrá quejas de que “no quiere comer” porque no se le ha enseñado.
También previene que, por error, ingenuidad o falta de sentido común ofrezcan al bebé la leche materna de reserva metida en un biberón para que el niño al tomárselo acostado se muera.
5) Si el niño ya se sienta, y se sostiene sentado a “caballo”, ya no se va de lado, tiene mucha fuerza en su espalda y rabadilla, destrezas que se alcanzan alrededor del 4to al 6to mes. La madre ya no necesita sostenerlo del cuello o de la rabadilla. Mama con más fuerza y más prisa, empujan la masa del seno materno y lo exprime, ordeña y sonríe; ve a la madre y se satisface. Ver Foto. # 80.
Algunas madres a esta edad del niño prematuro se paran y tienen al bebé sostenido por la espalda y glúteos. Ver Foto. #81
También lo sientan en una mesa, como la del comedor y ofrecen el pecho permaneciendo ellas de pie. El niño siempre mama de frente y traga hacia abajo como lo hacemos los adultos. No se atoran, no se asfixian no se atragantan, no padecen de tos y tampoco les duelen los oídos. Su desarrollo psicomotor avanza sin tropiezos.
6) Al llegar el bebé a los diez meses ya gatea, se para, hace pininos. La madre siempre lo pone a “caballo” para alimentarlo lo pone entre sus piernas, ella sentada en una silla, y el niño parado en el piso. Lo puede poner de pie en el piso, al costado de la pierna derecha o izquierda.
7) Los indígenas que cargan a sus bebés embolsados en un chal, sobre la espalda, los mueven hacia adelante para alimentarlos. El niño permanece enganchado en la rabadilla de la madre, lo mueve hacia el frente, y enganchado con las piernas hacia atrás de la madre, mama el seno materno sentado y traga hacia abajo, hacia el estómago.
La destreza para practicar esta técnica de alimentar al seno materno sentada se adquiere cuando se conocen antes del parto o luego, con unas pocas indicaciones; después del alumbramiento para conveniencia de la salud del bebé quien es el mayor favorecido; lo mismo que para la familia, pues los niños ya no se les enfermarán tanto y para el Estado mencionado, el ahorro en recursos médico-hospitalarios.
Las madres no tienen que sentir o mostrar pena de alimentar a su bebé con el seno descubierto. De seguro pocas personas sentirán celos o lascivia (morbo) al verlos; y como decían las abuelas “más pena debería de dar robar que dar de mamar”.
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