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Tecnología y cultura entre nosotros

 

Caralvá

Intimissimun

En la era de las redes sociales, el componente de la Inteligencia artificial, la comunicación instantánea, el vértigo de conocimiento en línea y otros se proyecta entre nosotros (o la humanidad) hacia un elevado grado de soledad “artificial”, no es aquella de otros de siglos en la cual un hombre o mujer en su residencia se encuentra meditando sobre su futuro, tampoco el silencio de escuchar sus pensamientos o del exterior en una zona montañosa con los silbos del viento, los zumbidos de insectos, el burbujeante arrollo que en tonos monótonos tintinea en las rocas, puesto que vivimos un clima de contaminación de pensamiento, pocas personas no poseen una terminal móvil, con ella interactúan por horas, de esa forma se construye una nueva cultura de la especie Hominidae.

Los libros esos objetos que durante siglos transmitieron conocimiento, ahora se encuentran en segundo plano en la opción cultural, existe esa tendencia por la facilidad de obtener respuestas fáciles al elaborar cualquier cuestionamiento a la red social, lo cual tiene el mérito de convertir el procedimiento en popular y accesible -esa es una siembra mental de falsa de democracia, propiedad individual o seguridad personal, lo popular no siempre es legal, ni verdadero- no obstante esa interacción oculta el esfuerzo de la investigación y el método del descubrimiento, en síntesis la generalización de la lógica humana se omite, en esa forma se elimina la comprensión en la aplicación, de tal forma que se abandona la tradición de lectura y se opta por métodos audiovisuales instantáneos, puesto que los libros implican dedicación, silencio, objetivos y curiosidad ante el desafío del tiempo, así llegamos a un modelo que rechaza el conocimiento introspectivo, intuitivo, la teología, toda afirmación metafísica limitada a un apéndice tecnológico, pero que no distingue lo falso de lo verdadero, por ejemplo: las noticias adulteradas, la publicidad engañosa, los medicamentos recomendados sin estudios rigurosos, las falsedades sobre personalidades, las cascadas de consejos no pedidos en YouTube, las agresiones racistas, supremacistas, etc.

Si asumimos ese mundo que no acepta más que lo visible entonces juraremos que la tierra es plana, negaremos la Historia, excluiremos a personas por su raza, justificaremos el esclavismo, defenderemos al sistema que niega los derechos humanos, es un pensamiento maniqueísta que pretende reducir toda realidad a una opción radical entre lo bueno y lo malo, en ese momento los buenos se atribuyen la autoridad de calificar a los demás, un evento extremo y peligroso que ha demostrado el odio entre la humanidad, veamos las guerras actuales.

Esa condición tiene similitud con el dinero, el vehículo que mueve nuestro mundo, es un organismo vivo, se reproduce sin voluntad humana (por medio del valor en el tiempo), tiene movimiento propio, es inmaterial el valor pero sus portadores tienen un pensamiento de utilidad y cambio con cada moneda, su relación con la nueva cultura es esa conexión absoluta entre el bien y el mal, de nuevo la “reducción” se convierte en interpretación cultural (política, social, religiosa, filosófica, empírica, positivista etc.), la cultura entonces se asocia a la tecnología con su nueva actitud social, pero el problema es que sin esfuerzo personal, sin dedicación familiar de largo plazo, sin actitud histórica las naciones no superarán su estado colonial, tampoco su baja autoestima ante las metrópolis que puede prolongarse muchos siglos más.

Si la cultura, la tecnología o el pensamiento capitalistas orientan hacia la repetición generacional que pretende alcanzar el nivel del primer mundo, seguiremos otros cinco siglos a la saga de ellos, porque no tendremos jamás el nivel de su acumulación tecnológica, científica, dineraria, cultural, histórica etc., se trata entonces de construir el método vital con objetivos sociales, ese rubro que solo se alcanza por medio del autoconocimiento, el esfuerzo cotidiano de investigación, el método con objetivos, la vida del descubrimiento en cada día, entonces no se trata de enriquecimiento para ser feliz, se trata de ser feliz sin fantasía de primer mundo puesto que la sed de opulencia no se calma con aspirinas populistas contra la frustración, sino con la voluntad de autoconstruirse; muchos al no comprender esta simpleza optan por al emigración, que no es más que la negación a su historia, tienen entonces esa falsa historia del poder que nos acompaña.

Me parece que de continuar en este camino, en dos generaciones no hablaremos español, ni existirá historia nacional, los momentos históricos serán demolidos, la democracia será nostalgia, los derechos humanos no existirán, el agua será objeto de lujo, con un enorme despoblado por la emigración y el desierto climático, a lo mejor se construirán zonas habitacionales submarinas o subterráneas con un nuevo orden social… ese será el mejor de los casos, el peor ni siquiera me atrevo a describirlo.

La tecnología y la cultura no están reñidas con la historia ni nuestra identidad, en realidad la relación entre el capital y la sociedad debe cambiar desde nosotros, comprendiendo que no somos unidades dinerarias, ni somos una clase social por el dinero poseído (sino me creen vean la opulencia-destino de los narcotraficantes, los proxenetas o políticos en desgracia), algunos funcionarios en pocos meses se han convertido en la institución de la República y no se dan cuenta que fuera de esa condición volverán a ser humanos, tan vulnerables como las multitudes que les rodean, en consecuencia comprender la tecnología y la cultura es un objetivo de nuestra generación y las siguientes. amazon.com/author/csarcaralv

 

 

 

 

 

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Nacimiento. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 21 de diciembre de 2024