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Bajo un sol radiante, el vendedor de tecomates se moviliza en las plazas centrales para mostrar el producto a los salvadoreños que muestran interés en adquirirlo. Foto: Diario Co Latino / Samuel Amaya. 

Tecomates, el negocio simple pero con sabor

Samuel Amaya
@SamuelAmaya98

“Tecomatitos” como un adorno, es el producto que Julio Cesar Molina, de 48 años, vende en la ciudad capital para poder salir adelante tanto él como su familia. Este trabajo lo ha llevado desde hace cuatro años, y aseguró que cuando quiso emprender su negocio, buscó “algo no muy común” y ahora “veo que he tenido éxito”.

Molina cosecha los tecomates, los elabora y también los vende, es un proceso que requiere de esfuerzo y dedicación, pero los deseos de luchar y poder generar los alimentos hacia su hogar, hace que valga la pena, aseguró.

“Es una nueva forma para poder sobrevivir en este país”, dijo el vendedor de tecomates, con una sonrisa en su rostro que reflejaba satisfacción y orgullo a la vez, el hecho de considerar que su negocio le va bien.

Hay tecomates desde un dólar, hasta los seis dólares los más grandes. En el día vende cerca de 40 a 50 tecomates. El negocio como tal, es familiar también, ya que sus hijos le ayudan a preparar los “tecomatitos”, como él de cariño les dice.

La cosecha de los tecomates es de ocho meses, y se invierten otros dos meses en secarlos completamente y darles una manita de gato para que se vean muy pintorescos. La cosecha la hace en San Juan Opico, en La Libertad. Lo curioso de este producto que vende, es que las semillas de los tecomates se las deja en el interior, ya que, a la gente, “le gusta que ande sonando”, seguidamente Molina procedió a sonar un tecomate como muestra.

El rostro de Molina reflejaba alegría con su venta, ya que, a él, le gustan mucho sus elaboraciones, pues los miraba y decía, durante la entrevista a este medio, “son muy bonitos”.

Las personas que deciden comprarle los “tecomatitos” lo aprecian mucho, ya que no solo suele llevarse uno, sino dos o hasta tres, según lo relatado por el vendedor y también, por la observación al vendedor.

Normalmente estos adornos, se suelen andar en los espejos retrovisores de los automóviles.

De lunes a sábado el vendedor de tecomates se moviliza en la zona de la avenida la revolución y Alameda Manuel Enrique Araujo de 8 de la mañana a 2 de la tarde, y los domingos se mueve a las plazas centrales en el centro histórico de San Salvador.

Según comentó, esporádicamente se dedica a la agricultura, pero “eso no rinde, tengo que reinventarme, porque si uno hace cuentas, (invertir) en la agricultura sale caro, porque los precios se han duplicado, para el próximo año pudiese haber una crisis alimentaria”.

Molina pidió especialmente a la ciudadanía que le compren sus “tecomatitos”, cuando lo vean ya que eso le contribuirá a su economía familiar.

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