Rafael Lara-Martínez
(New Mexico Tech, cheap soter@nmt.edu)
Desde Comala siempre…
El pedrusco alega. “Así que los humanos se arrogan el derecho de hablar de la realidad y se llaman realistas”. Nadie piensa en el sueño de las piedras, reflexiono. Nadie imita su dureza y duración sin palabras. Nadie produce frutos como el guayabo, a colores distintos, rosado, blanco, amarillo. A formas variadas, redondo o perulero. Ni crea flores aromáticas como el limonero y el naranjo. Tampoco los humanos rotan por siglos como los astros. Ni provocan la luz del sol ni la sombra de la luna. “Pero se creen superiores por organizar guerras justas y destruirse. Ungidos por el destino a destruir el medio ambiente. A volvernos polvo por el sacrificio diario que llaman alimento”. “Admito que entre nosotras hay quienes exigen recompensa. Mira a tu izquierda. Se llama Tecuanitet, la piedra (tet) que come (cua) humanos (te)”. Es una fiera, noto, un jaguar (tecuani) petrificado (tet), me digo. “En ella se retribuye el malestar que le causan a la tierra. A Tonantzin, a Nuestra Madre a quien nadie recuerda”. “Lee en mi tersura de piedra la muerte que te auguran los Dioses. Luego que te devore la piedra en jaguar”.