Washington / AFP
Francesco Fontemaggi
Estados Unidos parece estar cerca de alcanzar un acuerdo de paz con los talibanes en Afganistán, pero esto ha suscitado preocupaciones de que un rápido retiro de tropas estadounidenses deseado por el presidente Donald Trump hunda aún más al país en una guerra civil.
Trump dijo el viernes que estaba satisfecho con las conversaciones sobre el fin de la guerra, 18 años después de los ataques del 11 de septiembre que provocaron la invasión estadounidense de Afganistán en primer lugar.
En los últimos días, varios funcionarios estadounidenses han sugerido que un acuerdo podría ser inminente en las conversaciones que se desarrollan con los talibanes en Catar.
Se espera que el jefe negociador estadounidense, Zalmay Khalilzad, regrese a la región muy pronto con la esperanza de sellar un acuerdo con la fuerza rebelde afgana.
Tal acuerdo potencialmente histórico ha provocado la protesta de una variedad ecléctica de críticos en Washington, desde neoconservadores hasta exfuncionarios de la administración demócrata y exhéroes militares.
En mensajes de Twitter, entrevistas y artículos de opinión en los periódicos, advierten que no repatrien rápidamente a los 14.000 militares estadounidenses apostados en Afganistán, un pedido que para algunos podría sumar puntos antes de las elecciones presidenciales del próximo año.
Y solicitan a Trump que, tal como hizo con Corea del Norte y sus armas nucleares, insista en no hacer un trato antes que conseguir un mal trato.
«Bajo ninguna circunstancia el gobierno de Trump debe repetir el error que cometió su predecesor en Irak y aceptar la retirada total de las fuerzas de combate de Afganistán», advirtió el general retirado David Petraeus, que solía comandar a esos soldados, en un artículo para el periódico The Wall Street Journal.
Se refería a Barack Obama y cómo la retirada de las fuerzas estadounidenses de Irak ayudó a impulsar el surgimiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Los puntos principales del acuerdo de paz que se está negociando con los talibanes ya son sabidos: los soldados estadounidenses se retirarían a cambio de una promesa de no permitir que la red Al Qaida o el EI operen en el territorio que controlan los talibanes.
También habría un alto el fuego inmediato, y los talibanes iniciarían conversaciones con el gobierno afgano, con el que hasta ahora han rechazado todo diálogo.
– Una guerra «eterna» –
La retirada de tropas es esperada por la ciudadanía estadounidense, ha sido prometida por Trump y es un tema abordado por varios aspirantes presidenciales demócratas. El riesgo es que intensificará la guerra.
Esto «dependerá de los detalles», dijo Laurel Miller, exalta funcionaria del Departamento de Estado responsable de Afganistán y Pakistán.
Se especula mucho sobre lo que pueden implicar esos detalles.
Por ejemplo, parece que los talibanes están dispuestos a pedir un alto el fuego con las tropas estadounidenses, pero no con el ejército afgano.
Una retirada total y absoluta de las fuerzas estadounidenses ha estado en la mesa de negociaciones y nunca se ha descartado en Washington.
«Si salimos de Afganistán sin una fuerza antiterrorista, sin capacidades de recopilación de inteligencia, el EI resurgirá, Al Qaida regresará, ocuparán refugios seguros en Afganistán, atacarán a nuestra patria, vendrán por nosotros en todo el mundo», dijo el senador Lindsey Graham a la cadena Fox News.
Graham, quien se atribuye el mérito de persuadir a Trump para que mantuviera tropas en Siria después de anunciar una retirada total, insistió en que Afganistán necesita una «presencia continua de Estados Unidos» y que su país requiere una «fuerza antiterrorista significativa» allí.
Trump solo ha prometido una fuerte presencia en el terreno de servicios de inteligencia. Y algunos miembros en su administración quieren que se lancen operaciones futuras contra el terrorismo desde otros países.
«Las operaciones efectivas de lucha contra el terrorismo en Afganistán, y, por igual de importante, en las áreas tribales vecinas de Pakistán, resultarán casi imposibles si no existe una huella estadounidense duradera en suelo afgano», escribió Petraeus en un artículo firmado conjuntamente por un experto en Afganistán, Vance Serchuk.
Otra cuestión es el calendario de una retirada de tropas de Estados Unidos. Trump, que busca un segundo mandato, quiere anunciarla antes de las cruciales elecciones de noviembre de 2020.
Pero ha habido signos en los últimos días que apuntan a un retiro completado en el momento de la elección.
Establecer un cronograma ahora «significa que los talibanes entrarán en conversaciones con los afganos cuando ya han alcanzado su objetivo principal y con su estatura y posición de negociación mejoradas», escribió Miller en Foreign Policy.
En ese sentido, argumentó que debería haber una retirada gradual de Estados Unidos vinculada al progreso específico en el proceso de paz afgano, como la adopción de una constitución revisada con características de compartir el poder y las elecciones posteriores.
Sin una promesa clara de los talibanes de repudiar a Al Qaida y de respetar los derechos de las mujeres, entre otros puntos, pero además sin mecanismos de verificación, «no terminaremos la guerra, nos retiraremos y cederemos el campo de batalla a nuestros enemigos, incluida la organización que albergaba a los terroristas responsables de matar a casi 3.000 estadounidenses el 11 de septiembre», dijo la legisladora republicana Liz Cheney.
En el Pentágono, los funcionarios son cautelosos.
«Es una guerra fea, desordenada y eterna. Probablemente va a ser complicado salir de allí», dijo una fuente militar en el Pentágono.