Manahen González
“Una golondrina no hace verano” reza un popular refrán, que viene como anillo al dedo al tenis salvadoreño: el fin de semana El Salvador cayó 3-1 ante Uruguay en la primera fase del Grupo II de la Zona Americana de la Copa Davis.
La derrota, aunque cueste aceptarlo, era algo que se veía venir, ya que El Salvador afrontó la serie ante Uruguay aferrado a Marcelo Arévalo y lo que pudiera hacer su hermano, Rafael Arévalo.
Y es que históricamente El Salvador ha sobrevivido en la Copa Davis gracias a los hermanos Arévalo. En sus mejores años, fue Rafael quien lideró al equipo salvadoreño en la competencia y luego su hermano
menor, Marcelo, tomó la batuta para sacar la cara por El Salvador.
Sin embargo, Rafael ya no es ni la sombra del tenista que jugó contra Roger Federer en los Juegos Olímpicos Beijing 2008, y muestra de ello es que ante los uruguayos solo disputó el partido de dobles.
De esta forma, El Salvador se ha quedado a depender únicamente de Marcelo Arévalo; sin embargo, la Copa Davis es una competencia por equipos y, por ende, todos sus integrantes deben estar al mismo nivel.
Y fue en ese punto que Uruguay le sacó una amplía ventaja a El Salvador, ya que sus cuatro tenistas figuran en el ranking ATP; mientras que por los intereses cuscatlecos el único que aparece en el ranking es… Marcelo.
Por ello, si el tenis salvadoreño sigue sin parir un tenista que esté al nivel de “Chelo”, difícilmente El Salvador podrá seguir sobreviviendo en la Copa Davis porque: un tenista no podrá hacer verano.