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«Termómetro de emociones». Por Myrna de Escobar

Myrna de Escobar

 

El antídoto perfecto para evitar los analgésicos o enfermar de estrés es el parque, el lugar donde convergen todas las emociones humanas.

Desde hace un año estreno calles, parques, plazas y sectores, antes intransitables. Todo gracias a este traje nuevo de libertad que nos sienta bien como país. Cada mañana me adueño de la distancia en cada caminata,  superó la pereza, alivio mi fibromialgia y fortalezco mi inteligencia emocional y cognitiva.

Mañanear es  redescubrir la unicidad de la  naturaleza, es un poema nuevo cada día, como cuando me  robó  los versos de la boca contemplar  un nido de chiltotas en una balanza. En un extremo de la misma bebía agua y en el otro arrullaba sus polluelos. Todo bajo el equilibrio armonioso del cielo azul del bulevar, en medio del caótico ruido y ante la mirada de los transeúntes. ¡Cualquier lugar es propicio para la naturaleza! Todo está en apreciarla.

En esos diarios recorridos al parque me doy cuenta como los celos, enojos, frustraciones, desavenencias, infidelidades, conquistas, derrotas, malos pensamientos, dolores, la gula, la anorexia, las preocupaciones, los sueños rotos y otros por vivir, en fin,toda esa mezcla de pasiones humanas van al parque con disciplina y actitud positiva hacia la vida. Los únicos libres de preocupaciones, quiero pensar, son las mascotas. Al parque llegan también las buenas o malas costumbres, desde los que tiran la basura por doquier hasta los que saludan siempre con una sonrisa amable, los responsables de recoger los desechos de sus mascotas, los cuidadores del la flora y fauna,  los esforzados y los que aunque sea para deleitarse con el aroma matinal van al parque a practicar la natación, jugar un partidito de fútbol o baloncesto, sin importar la edad. Las mascotas como los niños son felices en el parque.

En lo personal admiro a quienes, pese a la edad, tienen más energía que yo y sudan la gota gorda corriendo con entusiasmo, deseando mejorar su calidad de vida. Y usted, ¿por qué no se atreve a dejar el celular y ejercitar su aura positiva?

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