Dr. Victor M. Valle
Cuando la indignación contra lo injusto se torna protesta, rx y cuando esa protesta llega a un punto culminante y se torna lucha armada para lograr objetivos políticos de liberación, los voceros del estatus quo siempre le endilgan el mote de terroristas a los opositores políticos que usan el mismo medio de la fuerza para defenderse y adelantar su proyecto. Esa es una ley de la historia.
En ese sentido, Dilma Roussef, José Mujica, Nelson Mandela y, en alguna medida, Manachem Begin , para citar unos pocos casos, han sido calificados, en algún momento de sus vidas, por los defensores del estatus quo como terroristas.
Dilma Roussef, una notable jefa de estado, actual presidenta de Brasil, fue en sus años mozos, en los años 1960, una guerrillera de izquierda que enfrentó la dictadura militar fascista de Brasil. Por eso fue encarcelada, torturada y denostada como terrorista. Qué pequeños se quedan sus torturadores en la historia cuando se ve la gran estadista que es ahora Dilma Rousseff.
José Mujica fue dirigente guerrillero Tupamaro durante los años 1960 y 1970, en su natal Uruguay. Se le acusó de terrorista. Sufrió cárcel y tortura y ahora se yergue como un respetado presidente que se reputa como muy humilde, sensible y brillante. José Mujica es ampliamente apreciado como un jefe de estado ejemplar
Nelson Mandela, recientemente fallecido y ahora un ícono de la democracia y de los derechos humanos universalmente aceptado, fue calificado de terrorista no solo por los racistas de su país, sino por el gobierno de los Estados Unidos. Cuando fue capturado en 1962 para comenzar su largo cautiverio de 27 años, viajaba de Etiopía hacia su país después de recibir entrenamiento militar, pues Mandela había adoptado la lucha armada como el medio legítimo para terminar con la indignidad del apartheid en Suráfrica. Era el terrorista por antonomasia y ha llegado a ser uno de los estadistas más respetados de los tiempos actuales.
Para que se vea que no solo en las izquierdas hay esta clase de seres humanos, veamos el caso de Menachem Begin, quien fue Primer Ministro de Israel desde 1977 hasta 1983. En 1940, emigró a Palestina, donde llegó a ser comandante del Irgun, organización guerrillera sionista acusada por el imperio británico de terrorista. Claro que el Irgún también luchaba contra los árabes en la región. Este terrorista, según los colonialistas británicos, llegó a ser un reconocido jefe de estado de su país.
Qué bueno sería que los políticos defensores del estatus quo estudiaran la historia para no hacer el ridículo