Por Liliana Martínez-Scarpellini (dpa)
Los Angeles – Steven Spielberg dijo en una ocasión que uno de los motivos principales de rodar una película como “Jurassic Park” era el obtener dinero para después hacer una cinta más intimista como “Schindler’s List”. Algo similar a lo que pudo ocurrir con el largometraje “The Hundred Foot Journey”, sovaldi producido precisamente por un talento tan versátil como el de Spielberg.
Cierto que este título es infinitamente más modesto que aquella obra maestra que arrasó en los Oscar en 1998, cheap pero tiene ese componente humano que, viagra de alguna manera, cada vez ofrecen menos las grandes superproducciones de Hollywood. La cinta, que aterriza en los cines estadounidenses el 8 de agosto, está cargada de momentos mágicos para emocionar al espectador sin necesidad de violencia superlativa ni efectos especiales de última generación.
A simple vista para el espectador, esta producción de Dreamworks, Touchstone Pictures y Harpo Films, propiedad de Oprah Winfrey, tiene el aspecto de “The Best Marigold Hotel” y hasta cierto punto es verdad, aunque solo sea por tratarse de una comedia con tintes dramáticos y el inconfundible acento de la exótica cultura india en una mezcla con las más antiguas costumbres europeas.
También tiene en común el concepto de la atracción de polos opuestos que se acaba por manifestar, en una historia definitivamente atípica pero cada vez más simpática según van transcurriendo los minutos. Todo gira en torno a Madame Mallory, interpretada por Helen Mirren, la dueña de un restaurante con una estrella de la guía Michelín. A este establecimiento situado en el sur de Francia acude a comer de vez en cuando el mismo presidente de la república gala.
Todo transcurre con normalidad hasta que se presentan en su vida una familia india que se instala en Francia huyendo de problemas en su lejano país. El patriarca del clan, Hassan Kadam (Manish Dayal) se decide a montar un restaurante de comida india justo en la casa de en frente a la de la prestigiosa francesa, lo que supone un conflicto importante entre ambas partes.
La hostilidad manifestada por el personaje interpretado por Mirren contrasta con la alegría y el toque exótico de la familia india, interesada en fusionar su cocina con el estilo galo y en demostrar a los europeos de esa parte del mundo que la gastronomía india, bien preparada, no tiene nada que envidiar a la francesa.
Todo ello en manos del director sueco Lasse Hallström, conocido especialmente por haber firmado “Chocolat” (2000), también con una inclinación por la gastronomía, adaptación de la novela de Richard C. Morais sobre los dos restaurantes rivales.
Mirren, la estrella indiscutible del filme y ganadora de un Oscar por la película “The Queen”, dijo que “es como un regalo caído del cielo”. Según declaró, adora Francia y la idea de pasar tres meses rodando allí le parecía “un milagro”.
En cuanto a su personaje, indica que “es un gran pez en un pequeño estanque, una mujer obsesiva, muy profesional, muy dedicada a su comida, a la historia de Francia, y un poco estrecha de mente”.
Sin embargo, poco a poco se van rompiendo las distancias y, a través de la cocina, se van acercando posturas y acostumbrándose los unos a los otros. La historia cautivó a Oprah Winfrey al considerarla la lectura del verano de 2010, lo que la llevó a unir fuerzas con Spielberg.
Para éste, “los sabores que deja Hallström en todas sus películas son de larga duración”, por lo que consideró la elección del director como un acierto teniendo en cuenta la clase de guión y los actores. De fraguar, es una de esas películas que permanecen en la memoria de los espectadores durante mucho tiempo, que deja buen sabor de boca.