@caralvasalvador
Mi lectura del acontecer nacional sobre eventos mediáticos tiene como primer filtro: ¿a quién favorece la información divulgada?… Soy lector escéptico de muchas noticias que en realidad no lo son y pretenden influir en la opinión pública de la nación, sucede en muchos noticieros que presentan un panorama apocalíptico que no ayuda en nada a solucionar los problemas nacionales, parecen esquemas prefabricados y orquestados que tienen como objetivo final, desalentar cualquier señal de esperanza de nuestra sufrida nación.
El fondo de la desinformación es una tendencia a favorecer a determinado partido político, que bajo su óptica es la siguiente: primero: presentar el panorama más desfavorable de la nación para que el público en general se paralice de temor en todas sus operaciones vitales: comercio, trabajo, salud, educación, seguridad, deporte etc., con una resultante que no sirve para nada vivir en este país; segundo: movilizar a personas que durante años han manifestado su inconformidad por su situación económica culpando a las instituciones de su precariedad, incluso del conflicto armado exigiendo bienes, servicios o deudas del Estado que ni siquiera cuatro administraciones anteriores consideraron posible, causando en cada evento daños a terceros como por ejemplo: pérdidas de consultas programadas, operaciones quirúrgicas, retraso en los empleos, incumplimiento de metas laborales, etc… El resultado que se pretende es demostrar la inmovilidad de las instituciones gubernamentales formando en la opinión pública una desesperanza ante grupos impunes que se dedican solo a esas acciones ilegales; debemos preguntarnos sobre ello: ¿de dónde surge el financiamiento de esos grupos? ¿Si tanto se habla de la transparencia de información pública quién paga a estas personas? ¿O acaso podría ser lavado de dinero en forma de donativo a partidos políticos? Tercero: La seguridad pública es un complejo de problemas, debido al surgimiento de grupos irregulares armados, que tienen fronteras políticas; las elecciones anteriores han demostrado que algunos políticos en su “desesperación” han llegado a ofrecer cargos ministeriales, nombramientos en cárceles públicas, dinero a discreción por coacción a la población, penetración en municipalidades, etc,. son políticos violentos, pero el tratamiento informativo lo minimiza, es notorio ese nexo del terrorismo y algunos políticos con tendencias nazis, esa agresión fascista que el siglo pasado ahogó en sangre a la nación, sin olvidar que vivimos esa precampaña electoral de bajo perfil, que solo pretende mostrar en cada nota: sangre, sangre y más sangre… ¿Por qué no califican con su nombre a quienes se enfrentan a la PNC o al ejército de terroristas? ¿Qué les impide nombrarlos, si en Estados Unidos y la Sala Constitucional de El Salvador les otorga ese título? En general esa alianza electoral tiene el objetivo de promover el voto a favor del partido de los oligarcas con sus candidatos millonarios.
De la transparencia de información, me parece que tiene el mismo tratamiento, hace mucho tiempo que deseo conocer todo el proceso del asesinato de Monseñor Romero, su grado orgánico, las decisiones de esa estructura terroristas, también es necesario conocer los negocios de algunos funcionarios sobre sus bienes y que han sido señalados por sus transacciones en Mossack Fonseca y las offshore en los papeles de Panamá, o ¿es demasiado pedir justicia para todos? Tengo por principio que la información genuina es interpretar los datos a favor de la justicia, no a favor los delincuentes.
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