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Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Gerardo Ariel Cruz Arias, padre de la Iglesia Francisco de Asís de Mejicanos, presidió la santa eucaristía de los domingos en la cripta de Catedral Metropolitana. Lugar donde hizo un llamado a la feligresía para amar al prójimo como Dios ha amado a la humanidad.
El sacerdote explicó sobre la importancia de juzgar y de tratar de solucionar los problemas de los demás, no sin antes reconocer que como humanos todos tienen defectos y virtudes, mismos que deben ser tomados en cuenta, antes de señalar a los demás. Cruz Arias abordó el tema de la calumnia y la difamación desde una perspectiva cristiana, ya que estos defectos de una persona pueden acabar una vida. El padre recordó que: “hay que poner nuestra mirada, pero la mirada a Dios y desde Dios mirar al prójimo, como hermano y decir que todo lo que hacemos a uno de ellos, se lo hacemos a Dios”.
Agregó: “vivimos en sociedades y sistemas que queremos conocer y solucionar la paja del ojo de otros y lo triste es que esto puede conducir a la muerte. Es difícil que se puede enmendar la calumnia. Por eso es pecado”.
Por lo que el sacerdote invitó a la ciudadanía a tener cuidado de andar viendo la conducta de los hermanos y hermanas, sin antes no se analiza y se da solución a nuestra propia conducta.
Por lo que recordó que Jesús, propone que reconozcamos nuestros defectos y que los corrijamos antes de ocuparnos de los errores de los demás.
También recordó que como un símbolo contradictorio, la sociedad vive apegada a los medios de comunicación que se trasmiten por redes sociales y que frecuentemente repiten mentiras contra sus adversarios políticos y esto crece más en periodo de las elecciones, hasta que los seguidores o las audiencias hablaron para convertirlas en verdad.
Por lo que se pidió a Dios para “ser hombres y mujeres coherentes. Que revisemos nuestra vida, forma de actuar y razonar y si queremos corregir y señalar lo hagamos en fraternidad”. Durante la misa, organizada por la comunidad de la Cripta de Catedral Metropolitana, se pidió por el cese de todo tipo de violencia que acecha a la sociedad.
De igual manera, se recordó que el pasado 22 de febrero se cumplieron 42 años de que Monseñor Romero asumió como arzobispo de San Salvador. Motivo por el que la feligresía reconoció que su ministerio episcopal se mantuvo firme y supo que los esfuerzos de Romero en la tierra tuvo fruto y su palabra sigue vigente.
