Por Mauricio Vallejo Márquez
Uno se abre paso en la vida de la forma en que puede, no en la que quiere. Una realidad que con el tiempo nos vamos haciendo conscientes, y terminamos aceptando aunque no nos guste. En la vida debemos de ser atrevidos y decididos para alcanzar nuestros objetivos.
La llegada del espermatozoide al óvulo tras todas las peripecias que debe de enfrentar en su ruta por obtener la meta es una demostración de que la vida se abrirá paso con esfuerzo y todo ser vivo debe sacrificarse para existir. Tras esto viene la tolerancia en el vientre materno y el parto, la separación de la madre y el corte del cordón umbilical. Luego la vida, que obviamente está llena de retos y que sólo quienes estén decididos a enfrentarlas irá construyendo.
El tiempo resulta ser un gran maestro, como he escuchado. Con el pasar de los días uno va encontrando el sentido de la existencia y la forma en que construirá su futuro. Sobre todo el generar decisiones para superar los distintos retos que tendremos para llegar a feliz término.
Los sueños que tenemos debemos convertirlos en metas para poder concretizarlos, sino jamás dejarán de ser deseos y los deseos no siempre se cumplen. Todo efecto tiene una causa. Así si uno tiene una meta debe tener un plan para poder lograr el objetivo. No importa que tanto se falle en ese trascurso, al final la tenacidad nos hace ganar. Todo depende de nuestro carácter y decisión.
La vida no es fácil para la mayoría, sobre todo en nuestros entornos latinoamericanos, a pesar de estar rodeados de agua y tierras cultivables. Existen cimas y simas que nos diferencian y complican la consecución de nuestros sueños. Pero ahí es donde vemos qué tanto carácter hay en el individuo, qué tanto está dispuesto a soportar, cuánto tiempo se sacrificará para llegar. Todo dependerá de la decisión y qué tanto se cree en uno mismo.
¿Para qué esforzarse tanto si de todos modos vamos a morir?, dirán. Sin embargo, ¿por qué no? Mientras caminemos en este mundo se debe construir y se debe reparar. Si algo está mal hay que enmendarlo; si algo es difícil, se debe hacer fácil. Si no hubiera ese empuje seguramente muchas de las innovaciones que tenemos en el siglo XXI no existieran. El ser humano no habría logrado volar, ni se dieran los avances médicos y tecnológicos que gozamos.
También es importante saber que la vida tiene su calendario para que sucedan las cosas y como el rey Salomón dijo: “Todo tiene su momento”.