Naciones Unidas / AFP
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, dijo el jueves en Naciones Unidas que cancelará todos los acuerdos firmados con Israel si se concretan los planes anunciados por el primer ministro Benjamin Netanyahu de anexar una porción clave de Cisjordania.
Netanyahu, quien intenta formar un nuevo gobierno, prometió antes de las últimas elecciones imponer la soberanía israelí sobre dos zonas que representan cerca de un tercio de Cisjordania.
La promesa fue ampliamente condenada, incluso por el jefe de la ONU, Antonio Guterres, quien advirtió que violaría la legislación internacional.
«Nuestra respuesta, si cualquier gobierno israelí procede con este plan, es que todos los acuerdos firmados con el gobierno de la ocupación y cualquier obligación subyacente sean cancelados», dijo Abas.
«Y es nuestro derecho defender nuestros derechos por todos los medios posibles, a pesar de las consecuencias, mientras seguimos comprometidos con la legislación internacional y el combate del terrorismo», advirtió.
Abbás instó a los países miembro de las Naciones Unidas a apoyar una solución al conflicto basado en el respeto de la soberanía de los dos Estados.
«Díganme una sola razón por la que Palestina no merezca ser un miembro de pleno derecho de la ONU», sentenció el líder palestino ante el pleno en la tercera jornada de la 74° Asamblea General de la ONU.
Aseguró que su Gobierno sigue luchando por «conseguir una paz justa y amplia» pese a las agresiones de Israel que son respaldadas por Estados Unidos.
En este sentido, Abbás denunció que con el apoyo recibido por la Administración de Donald Trump, Israel se ha «envalentonado» y ha desconocido todos los acuerdos previamente alcanzados para la solución del conflicto.
Enumeró las constante violaciones de derechos humanos a las que son sometidos los palestinos por las fuerzas de ocupación israelí: destrucción de viviendas, persecución, confiscación de ingresos nacionales, legislaciones racistas y otras.
El presidente palestino criticó que aún en el mundo se permita la existencia de un régimen represivo, como el apartheid aplicado en Sudáfrica, contra su nación.
«Jerusalén seguirá siendo la capital palestina independientemente de cualquier acción por parte de Israel», aseveró Abbás, y recalcó que su nación seguirá defendiendo sus territorios.
A comienzos de los años 1990, Israel y los palestinos -entonces liderados por Yaser Arafat- firmaron una serie de acuerdos de paz bajo el auspicio de la ONU.
Los acuerdos deberían servir para un periodo de transición de cinco años, pero un pacto a largo plazo se mostró elusivo y una Segunda Intifada, u ola de violencia, se desató en 2000.