Federico A. Paredes Umaña
Doctor en Arqueología
Director del Proyecto Arqueológico Cabezas de Jaguar
La foto que acompaña esta columna fue tomada en Chalchuapa antes del año 1942. En primer plano vemos cuatro señoritas, try tres de negro y una de blanco, acompañada por un caballero de sombrero y mano en la cintura. En segundo plano se alcanzan a ver unos cuerpos subiendo por la vereda de un cerro. Esta foto de autor anónimo la encontré recorriendo las redes sociales. Al verla supe que era un dato para una historia que hay que contar. El cerrito que vemos en segundo plano es la pirámide principal del Tazumal, ciudad milenaria del occidente de El Salvador. Sabemos que esa foto se tomó antes de 1942, porque el cerrito del fondo se encuentra cubierto de tierra y vegetación. No ha sido excavado. Fue en 1942 que dieron inicio los trabajos de exploración y restauración arqueológica en Chalchuapa a cargo del arqueólogo de origen estadounidense Stanley Boggs. Una década antes de 1942, el occidente de El Salvador fue escenario de una insurrección de obreros agrícolas de tradición indígena, acompañados por el Socorro Rojo Internacional. Dicha insurrección fue reprimida por el Estado con un saldo de miles de muertos. Dos décadas antes de 1942, los intelectuales salvadoreños buscaban forjar un proyecto nacionalista que cohesionara a los ciudadanos de un joven país, que se asumía ya diferente de sus vecinos. Pensaron que el pasado indígena cumpliría ese propósito, y forjaron de un plumazo a un héroe indígena llamado Atlacatl. Pero en 1932 quedó claro que un pasado indígena y reivindicativo de derechos laborales en el presente era una suerte de peligro galopante; por su lado los movimientos sociales tampoco transitaron hacia la reivindicación étnica como forma de lucha. El Salvador se construyó entonces de espaldas a su tradición indígena ¿Adónde se inserta la arqueología de El Salvador en este proceso histórico? Esta es la pregunta que intentaré responder, cada quince días en las páginas de Suplemento Tres Mil de Diario Co Latino.
La arqueología como ciencia social
Esta historia, que es a la vez muchas historias, nos remite a un siglo de exploraciones arqueológicas que debemos poner en perspectiva. La investigación arqueológica durante el siglo XX ha permitido conocer los efectos de la actividad volcánica en el territorio, y su impacto en la permanencia de las sociedades que ahí se asentaron, sus migraciones y también sus reasentamientos. También nos ha permitido forjar un inventario de sitios arqueológicos a lo largo y ancho de la frontera nacional. Entre los logros del primer siglo de arqueología en El Salvador, poseemos una noción de las manifestaciones rupestres, que son tan abundantes en este territorio, a pesar que conocemos tan poco de quienes las crearon. La investigación arqueológica sobre los periodos colonial y republicano ha comenzado a desarrollarse en el país, y con estas la especialidad de la arqueología subacuática. Todo este conocimiento ha sido posible a partir de los esfuerzos de investigadores que han trabajado en condiciones institucionales adversas y en una sociedad que no valora su pasado.
El siglo XX no forjó, sino hasta su última década, una institución de educación superior dedicada a formar recursos humanos para investigar el pasado de El Salvador. Columna a columna, veremos las razones, y las consecuencias de esta realidad.
El Salvador en el Sureste de Mesoamérica
El territorio que ahora ocupa El Salvador está marcado por la cordillera volcánica que recorre el continente Americano cerca de las costas del Pacífico. Nuestro territorio ha sido descrito por investigadores como la periferia del área Maya o como parte de la Frontera Sur de Mesoamérica. En este espacio vamos a discutir sobre la importancia de la arqueología para la historia de los pueblos que vivieron y viven en el territorio que ahora ocupa El Salvador. Vamos a desarrollar el concepto de una arqueología del Pacífico del Sureste de Mesoamérica, donde se inserta El Salvador. Vamos a valorar los aportes de la arqueología de esta zona a la teoría antropológica y al concepto de Mesoamérica; vamos a platicar sobre la importancia de hacer y difundir la investigación científica, y sobretodo vamos a referirnos a la evidencia material concreta que se deriva de las investigaciones, aportando imágenes de los artefactos correspondientes para mayor satisfacción de los lectores de este rotativo.
Agradezco el espacio brindado por Diario Co Latino e invito a sus lectores a que me acompañen en este ejercicio de reflexión y a que me escriban sus inquietudes a [email protected]