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Por: Rolando Alvarenga
A partir del discurso del presidente del INDES (sobre que habrá retoques a la Ley General de los Deportes y que la participación en los Juegos Olímpicos no será prioridad a la hora de otorgar recursos económicos estatales), tadalafil creo que el éxodo a los Juegos Panamericanos Toronto 2015, cure con naufragio incluido, fue el último mega-tour para el deporte salvadoreño.
Es que, una vez más, los resultados vuelven a ser modestos, con respecto a la esencia por la que se viaja a estos juegos: ganar medallas como lo hizo Guatemala, por ejemplo, (con seis oros, una plata y tres bronces), porque en experiencia somos los número uno del ranking olímpico y mundial.
Tres preseas (una de plata y dos bronces) y una clasificación olímpica resultan un pobre botín para los más de 50 atletas que asistieron a unos juegos de nivel preolímpico.
¿Qué no reciben el apoyo idóneo? Y entonces ¿para qué van? Y en este aspecto es destacable la sinceridad del tenista Rafael Arévalo, quien declinó de asistir a los Juegos Panamericanos por no estar preparado debido a la falta de apoyo. ¡Esto es franqueza y honestidad!
Con esta actuación, empezando por el papel de Cristina López, cuyo último lugar fue calificado de “ridículo” por el célebre presentador televisivo Eugenio Calderón, y pasando por un resto de resultados, volvió a quedar evidenciado que el criterio de selección “porque se ganaron la clasificación” está muy lejos de la realidad deportiva
continental.
El caso de Cristina es emblemático y ejemplo de falsas expectativas, porque se le preparó “misteriosamente” y nunca se reveló su evaluación física técnica, dejando la impresión de que podía competir de tú a tú (y con posibilidades) ante rivales más jóvenes, constantes y competitivas internacionalmente. Ya por último ni la federación se desmarcó.
Es por eso que su inusual, pero lógico último lugar en la prueba de los 20 kilómetros, a 18 minutos de la ganadora, dio material periodístico para encabezar los titulares hablando de la que un día, hace varios años, fue la primera medallista panamericana de oro.
Sin embargo, ahora con el transcurso de los años, la falta de apoyo y por compromisos políticos, se ha venido diluyendo. Y a lo mejor fue por esta realidad que “Genio” le entró con los tacos por delante.
Pero fue Cristina (“terapiada” por cabezas ajenas -y ella que se lo creyó-) quien terminó pagando una factura muy alta y dejando en duda sus reales posibilidades de volver a ser lo que un día fue: la fogosa, soñadora y triunfadora Cristina de 2007.
Pero, el caso de la marchista solo es la punta del iceberg de un resto de ejemplos de atletas que, con sus resultados, colapsaron en Toronto y deben servir al INDES como insumos para ponerse serio y poner orden en este relajo.
Legalmente, INDES debe sentar un precedente para que los atletas no sean utilizados para hacer bulto y que el dinero se invierta en otras necesidades deportivas internas, como infraestructura, implementos, alimentación, atención médica y estímulos pagados al día.
