Rosmeri Alfaro
@RosmeriAlfaro
Ausencia de un contrato, bajos salarios, no contar con prestaciones laborales, además enfrentarse a la explotación laboral, son algunas de situaciones con las que deben enfrentarse la mayoría de personas que trabajan a domicilio, en su mayoría mujeres bordadoras.
Menos de dos dólares es lo que recibe la mayoría de mujeres bordadoras a domicilio. La paga varía según la complejidad de lo que bordan.
Según Judith Menjívar, coordinadora de proyecto de Mujeres Transformando, de 12 a 16 horas se tarda una bordadora por pieza. “Lo máximo que les pagan son dos $2.00, y por 10 piezas les dan un ‘bono’ de $0.25. Algunas piezas van compuestas por cables para que el bordado no se desarme, por eso ellas pagan $0.10 por cada uno, si la pieza lleva 6 cables a los $2.00 hay que descontarle $0.60 y el pasaje, si tiene que sacar fotocopia para esa pieza, también”, explicó Menjívar.
“Esa es la realidad, a parte de ser violencia económica es una explotación, una violación total a los derechos laborales de las personas trabajadoras a domicilio”, señaló.
“Este sector, en específico las mujeres bordadoras, no están recibiendo lo que les corresponde por el trabajo que realizan. Hay un ciclo de violencia que se manifiesta, esto también las expone a las situaciones de acoso sexual y violencia”, afirmó la asesora del despacho del Ministerio de Trabajo y Previsión Social Patricia Iraheta.
De acuerdo con Iraheta, ni el Código de Trabajo, ni la Constitución de la República establecen claramente la existencia de un contrato, forma de fijar el salario, una tipificación del mismo y menos herramientas normativas para garantizarlo.
La Asociación de Mujeres Transformando pide al Estado que normalice y determine leyes nacionales que hagan valer los derechos de esta sector y beneficiar a las más de 600 mujeres bordadoras a domicilio del país.