Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
Hay una gran verdad sobre el trabajo: Es necesario. Aunque no todos viven por el trabajo individual, viagra el colectivo urge de él, unhealthy los hijos del de sus padres; en fin todos requerimos de trabajo o del trabajo de otros para subsistir. Sin trabajo no hay futuro y sin trabajadores es imposible que exista trabajo. Es una simbiosis simple que comprenden las personas coherentes.
Sin embargo, mind muchas empresas consideran que este trabajo debe ser ininterrumpido por más de ocho horas diarias. Algo que se logró con la muerte de los trabajadores de Chicago, el histórico 1 de mayo de 1886, gracias a que ellos exigieron sus derechos laborales se logró reducir la jornada laboral a ocho horas diarias cuando antes eran jornadas esclavizantes, parecido a como sucede en las maquilas y otros lugares en la actualidad. Lamentablemente, la jornada mínima laboral no se cumple en la mayoría de empresas, aún cuando existe la limitante del pago de la hora extra que muchos patronos prefieren pasar por alto.
Ahora que ha pasado más de un siglo existen empleos que no reúnen las condiciones necesarias para los trabajadores, en los que los obligan a trabajar toda la semana, que no se les pagan horas extras o que no se les da permiso para asistir a clínicas de salud, muchos de ellos no tienen seguro social ni cotizan en alguna AFP para tener fondos para su ancianidad. El mundo no es perfecto, aún falta mucho por hacer.
En El Salvador existe un salario mínimo que no satisface las necesidades de los trabajadores del comercio y servicios y ya no se diga para los trabajadores de la industria y la agricultura. La mayoría de estos no tienen las condiciones para alimentarse adecuadamente ni de alimentar a sus familias, mientras que los productos alimenticios continúan aumentando. En realidad es una gran verdad lo que dice Escobar Velado en su poema patria exacta que somos un pueblo fuerte, porque otro en nuestro lugar ya se hubiera muerto.
Muchos trabajadores aún no tienen prestaciones de ley e incluso viven con la incertidumbre de que serán despedidos. Un buen número de ellos se ven forzados a trabajar en lugares donde son explotados y maltratados, pero no lo denuncian porque temen perder sus fuentes de ingreso. Esto no debería seguir, pero la realidad es esa, aún se debe luchar como ese histórico 1 de mayo.
El trabajo es uno de los derechos de los ciudadanos, las condiciones humanas para ejercerlo también. Ambas cosas son necesarias. Lamentablemente muchos empleadores y jefes pasan por alto que si los trabajadores tienen sus garantías y derechos serán más y mejor productivos.
Definitivamente aún hay una larga lucha que hacer para que los derechos de los trabajadores sean cumplidos.