Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Este elemento tiene diferentes connotaciones en el siglo XXI, en la antigüedad, un héroe era la persona que cambiaba la sociedad, este cambio era una innovación material, una aplicación matemática, un triunfo militar y por supuesto los atletas que eran considerados en alguna forma semidioses o protegidos de los dioses, puesto que los mortales no podían igualar sus proezas.
La denominación de Héroe ha cambiado en nuestro tiempo, aunque su “performance” (palabra no aceptada por la RAE que implica actuación o resultado) cambien la visión del mundo en: “antes y después”, por ejemplo los grandes descubrimientos científicos, tecnológicos e incluso el descubrimiento de la Historia en el pensamiento social; ahora el reconocimiento tiene diferentes grados con títulos honorarios o distinciones regionales o internacionales. Un signo distintivo de “cambiar al mundo” son los movimientos culturales, en el siglo XX existieron en el arte grandes cambios que cambiaron la percepción en diversas ramas: deportes, cine, música, escultura, pintura, arte pop, modernismo, postmodernismo, realismo, hiperrealismo… etc. aunque algunos de sus protagonistas fueron condenados en su momento, posteriormente se les considera héroes de innovación e interpretación construyendo nuevos rubros de cultura. Algunos cambios van unidos a la tecnología y el consumo de las multitudes, de tal forma que arte y proximidad en la era de la globalización constituye un signo diferencial con el pasado; los protagonistas son de alguna manera héroes que permanecen en el imaginario colectivo.
Si consideramos a los héroes bajo el signo del martirio, encontramos distintivos sorprendentes en especial a los filósofos, religiosos, científicos, militares, luchadores sociales, etc. uno de ellos Giordano Bruno que fue astrónomo, filósofo, matemático, etc., sus tesis superaron al modelo de Copérnico, pero fue quemado en la hoguera por sus ideas revolucionarias, otros corrieron la misma suerte: Sócrates, Jan Patocka, Ignacio Ellacuría, Oscar Arnulfo Romero, etc. quizás existe una división en éstos últimos entre la espiritualidad y la materialidad, en esencia se trata de cambiar el mundo bajo un argumento que sus contemporáneos ignoran.
“Pensar es muy difícil” afirmaba Sócrates, porque refiere un elemento común en las personas mencionadas, se trata de una pregunta correcta y una respuesta desafiante a la creencia de sus contemporáneos. Pensar no es repetir. Si evaluáramos la capacidad de innovación y el beneficio para la humanidad sobre la facultad de repetir y ganar dinero, me parece que el resultado sería un mundo mejor.
Extrañamente la ausencia de interrogantes en la vida produce un “vaciamiento” intelectual y espiritual, en el mundo de las multitudes todo se reduce a la posesión de bienes materiales y económicos, por ello el mundo odia a los filósofos y a los “libre pensadores” porque van a la inversa de las creencias, porque sus ideas no son de ese mundo.
Un pequeño balance puede ayudarnos ¿en qué ayudamos a nuestra nación en forma diferente a las anteriores generaciones? ¿qué tesis proponemos en la ciencia, filosofía, arte etc., diferente a la generalidad? Cada quién tiene su propia conclusión.
Héroes entonces viven entre nosotros, pero se necesita un “don de reconocimiento” para encontrarles.