Gaza, Territorios Palestinos / AFP
por Joe Dyke
A las puertas del invierno, las noches en Gaza van iluminándose cada vez más, desde hace una semana. En el enclave palestino, bajo bloqueo, que sobrevivía estos últimos meses con unas cuatro horas de electricidad al día, la corriente regresa poco a poco.
Desde el 25 de octubre, la Franja de Gaza recibe electricidad entre nueve y 11 horas al día, según un informe de la ONU. Hay incluso vecinos que hablan de 16 horas de corriente eléctrica.
Esta excepcional buena noticia en el enclave palestino, sometido a un estricto bloqueo terrestre, marítimo y aéreo por Israel desde hace más de 10 años, fue posible gracias a un acuerdo sobre los suministros de combustible, lo que permite aumentar la producción de la única central eléctrica de Gaza.
El pacto se concluyó mientras se llevan a cabo negociaciones indirectas entre Israel y el movimiento islamista Hamas, que dirige el enclave, con mediadores de Egipto y de la ONU.
El objetivo de estas negociaciones es alcanzar una tregua durable después de más de siete meses de manifestaciones y enfrentamientos en la frontera entre Gaza e Israel. Desde el inicio de estas protestas, al menos 218 palestinos y un soldado israelí murieron.
Con el incremento de las horas de electricidad, la economía del país empieza a reactivarse.
Kamal Fattum tiene una fábrica de cartón. Sus jornadas laborales dependían de las horas en las que tenían electricidad. Ahora, «en lugar de trabajar cuatro horas, podemos trabajar ocho horas o más», explica.
– Oposición a Abas –
En el marco de este acuerdo, el combustible que entra en Gaza es financiado, por un monto de 60 millones de dólares (52,5 millones de euros) durante seis meses por Catar, que apoya a Hamas. La ONU hace de intermediario e Israel deja pasar las cisternas.
Este compromiso fue concluido sin el apoyo de la Autoridad Palestina, principal interlocutor con los dirigentes extranjeros, que solo controla Cisjordania, ocupada por Israel.
Su presidente, Mahmud Abas, perdió el control de Gaza en 2007 tras enfrentamientos entre su partido, Fatah, y Hamas, ganador de las elecciones parlamentarias de 2006.
Desde entonces, Israel impuso un bloqueo al enclave que justifica con la necesidad de contener a Hamas, una organización que acusa de «terrorista».
Mahmud Abas rechaza el acuerdo que, según él, legitima el control de Hamas en el enclave.
– Falsa esperanza –
Gracias a estas entregas de combustible, que se suman a la electricidad que Gaza ya recibía de Israel, el enclave dispone de unos 200 megavatios, afirma Mohamed Thabet, portavoz de la empresa de distribución energética.
Todavía está lejos de los 500 megavatios necesarios para tener corriente de forma permanente pero ya es más del doble de la que disponía.
«Pagamos unos 800 séqueles (unos 190 euros) diarios por 12 horas de corriente de un generador», afirma Karam Al-Tali, responsable de un restaurante de la ciudad de Gaza. «Ahora, solo son tres horas», dijo satisfecho con el ahorro que hará.
En un comunicado transmitido a la AFP, el enviado de la ONU para Oriente Medio, Nickolay Mladenov, destaca que la ayuda de Catar ha marcado «la diferencia de forma visible».
«Esto tendría que mostrar la vía sobre lo que los otros donantes pueden hacer si quieren evitar una guerra y ayudar en lo que se necesita», añade.
Mientras se producen estas negociaciones para una tregua durable, este viernes fue uno de los más tranquilos en la frontera, desde el inicio de las protestas el 30 de marzo, contra el bloqueo y a favor del regreso de los palestinos que tuvieron que huir tras la creación de Israel en 1948.