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El médico y docente de la Facultad de Medicina, César Navarro explicó que el tratamiento que hasta hace poco tiempo era el más administrado a pacientes con COVID-19, la hidroxicloroquina más azitromicina, debe ser focalizado y basado en los antecedes médicos de los pacientes.
De acuerdo a Navarro, hasta los mismos productores de los medicamentos y los revisores de estudios médicos coincidieron en que “la evidencia no es concluyente y que, además de adolecer de falencias metodológicas de calidad, no se han considerado los aspectos de las reacciones adversas”, que son vinculados directamente con antecedentes cardiovasculares.
Por lo que el tratamiento aplicado por el Ministerio de Salud (MINSAL), a pacientes positivos al COVID-19, podría desencadenar reacciones adversas en personas con problemas de arritmias de base, lo cual podría ser mortal, por lo que el riesgo de administrar este medicamento es mayor para pacientes que padecen cardiopatías de base, o sea, que hayan tenido un infarto, problemas valvulares o malformaciones cardíacas.
Navarro agregó que los estudios propuestos fueron observacionales, sus muestras fueron limitadas y en los participantes de las pruebas no hubo criterios de homogenización basado en condición clínica, además de que hay una notable “ausencia de aleatorización”.
Ante ello, la recomendación del médico es que focalice este medicamento que ha funcionado para algunos, pero que en ciertos casos puede ser mortal. Así es como sugiere que se diseñe con mayor calidad los ensayos clínicos, pero en caso de tener que ser utilizada en picos altos de contagio se debe usar en “población blanco” que sirva para cobertura y “se eviten en lo posible sesgos que limiten arrojar evidencia plausible”.
Después de ver los resultados sobre numerosos pacientes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina en pacientes con COVID-19. Un estudio probado en 96,000 contagiados demostró que no solo no es eficaz, sino que además aumenta el riesgo de muerte en los enfermos.
Para la OMS, la decisión es una medida de cautela que podría ser revisada y se tomó tras la publicación el pasado viernes en la revista médica ‘The Lancet’ de un estudio en el que se señalaban mayores tasas de mortalidad en pacientes en los que se habían ensayado tratamientos con hidroxicloroquina, usada habitualmente contra la malaria.
La decisión de la OMS podría afectar a países como Brasil (que la semana pasada aprobó el uso generalizado de la hidroxicloroquina en pacientes de COVID-19); en principio no se aplica a la cloroquina, de la que la anterior es un derivado y que también está incluida en los ensayos clínicos de la OMS.
Más de 400 hospitales en 35 países participan en los “Solidarity Trials”, en los que se ha reclutado a 3,500 pacientes.