Gito Minore /
Escritor argentino
Silvina Rocha nació en la provincia de Tucumán, Argentina. Además de escritora de literatura para chicos, durante mucho tiempo se desarrolló como cantante. Entre sus libros se destacan: Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha, López, Fernandito y Mateo y su gato rojo. Este último recibió el premio áccesit en el 23º Concurso que organiza la Cámara Argentina de publicaciones “Los mejores libros impresos y publicados en Argentina”, y el Premio Destacados ALIJA en el 2010.
P-En tus obras se nota una marcada importancia de la ilustración, sobre todo en títulos como Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha y Mateo y su gato rojo. ¿Cómo trabajan el libro con los ilustradores? ¿Siguen algún procedimiento en especial de composición?
R-Para mí la ilustración tiene un carácter vital en los libros para chicos, forma parte importantísima del relato. Mayormente elijo a los ilustradores, les propongo los textos y lo trabajamos bastante antes de ofrecerlo a una editorial, de esa manera me garantizo de que el libro salga lo más parecido a lo que imaginé. Por supuesto, en muchos casos los editores piden cambios, y aportan mucho al resultado final, pero el intercambio que se genera trabajando codo a codo con el ilustrador siempre se nota en el resultado del libro como objeto. Estos dos títulos fueron trabajados de esa forma, fueron maquetados enteros, y salieron finamente muy parecidos a esa maqueta original que entregamos.
P-En el mismo sentido, el color adquiere una dimensión interesante en el libro Mateo y su gato rojo. Teniendo en cuenta que muchas veces a los libros infantiles se les adjudicó la tarea de una suerte de educación “ética” ¿Cómo consideras a la estética en el proceso de desarrollo de las facultades de lxs niñxs?
R-La decisión de trabajar solo a dos colores en ese libro fue totalmente planeada. Y la verdad es que parte de que ese libro haya gustado tanto, es porque desde la gráfica es muy llamativo. Los chicos tienen un poder de “lectura de imagen” mucho más desarrollada que la nuestra. Los niños de hoy nacieron mirando millones de imágenes, se criaron con eso y saben decodificarla mejor que nosotros. Simplemente creo que tenemos que sacarle provecho, es una herramienta a disposición, los libros tienen que hacer uso de ese otro lenguaje que enriquece tanto a la historia. Ya sabemos, hay textos pobres con imágenes bellas, y hay textos buenísimos con imágenes malas, pero cuando se juntan las dos cosas, esa suma se vuelve poderosa.
P-En tus ficciones, las acciones y los personajes, más allá de la universalidad de situaciones que viven, tienen un marcado acento “porteño”, ese inconfundible tono de la voz de Buenos Aires. Teniendo en cuenta que vos provenís del tango ¿Cómo se produce ese encuentro?
R-Bueno, para mí la música es ese otro lenguaje del que vengo, que adoro, y por supuesto mi escritura está teñida de eso. Hay algunos libros que tienen un registro muy coloquial, con muchas palabras del lunfardo. Mayormente todo está ya escrito, así que el desafío siempre es desde dónde y cómo voy a contar esa historia, a veces lo hacen los personajes, a veces un relator, pero la esencia de esa historia está dada por la forma de contarla, el registro y el tono. Trato de escribir desde lo más honesto, lo más parecido a mí, lo más auténtico.
P-En el año 2010 tu obra Mateo y su gato rojo recibió dos distinciones: el premio áccesit en el 23º Concurso que organiza la Cámara Argentina de publicaciones “Los mejores libros impresos y publicados en Argentina”, y el Premio “Destacados ALIJA” en el 2010. En el creciente mundo de la literatura infantil en nuestro país y Latinoamérica ¿Qué importancia crees que tienen los premios a la hora de estimular la creación?
R-El otro día hablábamos con un escritor al respecto. Los premios son cocardas (a veces no es dinero, es solo una distinción) pero concretamente vuelven al libro más visible de entre la marea de libros y novedades que salen todos los años. Es un empujoncito para lograr que más lectores se acerquen e este, a veces eso redunda en ventas y por ende, nos llega transformado en dinero. No es más que eso, de ninguna manera hay que pensar que tiene más importancia que esa. Los premios son subjetivos, es un “recorte”. Si nunca ganaste ningún premio no significa que lo tuyo no valga, sin embargo es cierto que cuando llegan se agradece, es como una palmadita en la espalda, algo que te ayuda a reafirmar tu trabajo.
P-¿Cómo ves el panorama de la actual literatura infantil y juvenil argentina?
R-Horrible. El panorama, sobre todo para las editoriales más chicas que son las que yo mayormente trabajo, se ve muy negro. Tuvimos una primavera editorial en la literatura infantil; después del 2001 emergieron muchas editoriales chicas, que se dedicaron a hacer muy buenos libros y que nos permitieron publicar a los que recién empezábamos. En el gobierno anterior hubo muchísimas políticas ligadas a la lectura, al acceso de los libros para todos, el Estado compró millones de libros, libros buenísimos, si vas a cualquier biblioteca de escuela ves la selección que hicieron, con total dedicación y criterio, además de implementar planes de lectura y capacitación. El Estado le compraba a estas editoriales, a las grandes también, pero a los sellos chicos eso le permitía seguir invirtiendo y seguir editando buenos libros. Era un círculo virtuoso. No fue una política donde el Estado daba el dinero para publicar directamente, como sucedió en España, acá todos se esforzaban por sacar buenos libros, y bueno, si después el Estado lo compraba, doble alegría. Quiero decir, hubo una política dedicada a que lleguen libros y lecturas a pibes de cada rincón del país. Bueno, todo eso lo desmantelaron, lo desfinanciaron. En algunos casos los planes no se cerraron, ni siquiera pagaron el costo político de eso, simplemente lo desfinanciaron y listo. Me entristece mucho que hayan destruido algo tan valioso y que llevó mucho tiempo construir. Por último, está clarísimo: no todos pensamos la educación de la misma forma, hay “veredas” y “veredas”, y hay una a la que no le interesa para nada incluir a todos, o tender a eso, al menos.
P-¿Cuáles son sus proyectos futuros?
R-Estoy por sacar una novelita en Quipu, Marisa y Violeta, para chicos de 7 / 9 años que saldrá para la Feria del Libro. Después estoy tras un proyecto muy ambicioso que es dibujar yo misma un cuento que me gusta mucho. Me animo porque en particular ese texto no me exige muchísima técnica, pero necesito una guía porque es un trabajo titánico, espero lograrlo algún día, pero es mi proyecto más grande que tengo en la mira para este año. Después, tengo una serie de cuentos para chicos más grandes, que se llama “Cuentos del absurdo” y estoy en el derrotero de buscarle editorial, y como siempre, escribiendo poesía para mí, que es mi recreo en la literatura.