Treinta y seis años es un largo periodo y, sin embargo, un referente cercano en la historia y la memoria de miles de salvadoreñas y salvadoreños testigos de un tiempo.
¿Quiénes? Eran los asesinados, tan diferentes en sus orígenes económico, social, interactuando en espacios distintos y tan unidos en su esfuerzo, en su trabajo, en los riesgos que aquello implicaba, lograr una sociedad inclusiva y humanizada. Eran salvadoreños comprometidos con un proyecto histórico que continúa vigente treinta y seis años después. Salvadoreños que no desconocían los riesgos y las amenazas a sus vidas por atreverse a plantear una alternativa para una sociedad diferente.
¿Recordarles, homenajearlos hoy?, ¿por qué a escasas semanas de que se conmemoren los veinte y cinco años de la firma de los Acuerdos de Paz. ¿Cómo los encontramos hoy, donde está su legado, cómo vamos a evidenciarlos en el proceso, en la sociedad que hoy somos?
Ya afirmamos que no eran iguales, fueron diferentes, como diferentes fueron sus talentos, su trayectoria, su aporte al proceso.
Destaquemos qué liderazgo ejercieron, recordándole a las nuevas generaciones cómo su muerte fue semilla fecunda para aquel momento, el FDR fue la escuela de la diplomacia desde la izquierda, el FDR fue el interlocutor válido frente a gobiernos y pueblos para lograr la solidaridad y respaldo internacional.
Debemos responder a interrogantes que han planteado destacados analistas. ¿Quiénes los recordamos?, ¿para qué los recordamos?, ¿para quiénes es que los recordamos?
Un tema de obligatorio abordaje para la memoria es conocer la sociedad que fuimos, la dictadura, el estilo de manejo del poder, (esto nos marca y aún está en el imaginario del grupo tradicional del poder absoluto, del control absoluto). Lo anterior significa un real desafío a los nuevos grupos tomadores de decisión, a los que administran importantes porciones de poder, para corregir estilos y prácticas del pasado excluyente.
Hay otra realidad que vincula la fecha que hoy conmemoramos con nuestro presente, la administración de justicia, su funcionamiento y el peso tan grande de las prácticas del pasado, el informe de la Comisión de La Verdad dice de manera directa que esta instancia no investigó los hechos sucedidos alrededor del caso, cometió graves omisiones y cerró el caso.
En consecuencia, con todo lo dicho, conmemorar este aniversario debe llevarnos a la reflexión sobre el “nunca más”, el “nunca más” el asesinato, por buscar cambios, “nunca más” el Estado en función de minorías. “Nunca más” a la impunidad.
27 noviembre 2016.
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