Por Kelly Velásquez
Roma/AFP
Tres terremotos, de magnitudes comprendidas entre 5,3 y 5,7, sacudieron este miércoles por la mañana en menos de una hora el centro de Italia, una zona castigada por los sismos del año pasado y por las fuertes nevadas que dificultan toda asistencia.
«Por fortuna no hay víctimas, pero el gobierno se ha movilizado ante la emergencia», declaró desde Berlín el jefe de gobierno, Paolo Gentiloni.
El primer temblor, de magnitud 5,3, tuvo lugar a las 10H25 (09H25 GMT), según varios institutos de medición.
El otro, más fuerte y más largo, se produjo en torno a 11H14 (10H14 GMT), y el tercero (5,5) a las 11H25 (10H25 GMT).
Los tres fuertes temblores se sintieron también en Roma, Florencia y Nápoles, donde cientos de gentes salieron de sus casas.
Los epicentros se localizaron entre Montereale, Capitignano, Campostoto, Barete, Pizzoli y Amatrice, según la Protección Civil.
Amatrice fue la localidad más afectada por el sismo de magnitud 6,0 que el 24 de agosto dejó más de 300 muertos.
Toda esa zona, ubicada en medio de montañas, sufre desde hace diez días de tormentas de nueve y viento que convirtieron muchas de las carreteras en impracticables y el martes provocaron el derrumbe del hospital de campaña provisional instalado con módulos inflables en Amatrice.
‘Emergencia monstruosa’
«No sé que hemos hecho de malo, ayer nevadas de hasta 2 metros y ahora el terremoto. ¿Qué se puede decir? No tengo palabras», comentó desconsolado a la televisión el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi.
«La situación es dramática, las carreteras no se pueden utilizar por la nieve, tenemos pocos medios, otros están dañados. No podemos enfrentar esta guerra sin arcos y flechas», lamentó Stefano Petrucci, alcalde de Accumoli, otras de las aldeas afectadas por los terremotos.
«Vivimos una emergencia monstruosa. Estamos tratando de superar un muro de nieve para dar ayuda», reconoció el alcalde de Ascoli, Guido Castelli.
Las tormentas de nieve de los días anteriores complica el traslado de equipos y maquinaria y se teme por la población, sobre todo ancianos y niños, que desde hace varios días estaba sin electricidad y con problemas de comunicación.
Las regiones de Abruzzo, Lazio y Marcas, han sido las más afectadas con los sismos del año pasado, con derrumbes de edificaciones históricas, aldeas enteras arrasadas.
En la capital, las autoridades suspendieron por dos horas los servicios de tren subterráneo por razones de seguridad y la sede del ministerio de Relaciones Exteriores así como algunas escuelas fueron evacuadas.
También la sede central de la universidad La Sapienza fue evacuada y los museos del centro de Roma fueron cerrados por varias horas.
Las escuelas de Abruzzo y Marcas que no habían sido cerradas debido a la nieve fueron evacuadas por los sismos.
Los servicios de emergencia movilizaron también helicópteros para controlar el impacto de los terremotos e intentar socorrer a la gente bloqueada por las nevadas, con temperaturas que llegan a 12 grados bajo cero.
Por ahora no se ha informado de derrumbes, pero los residentes de la ciudad de Aquila, traumatizada por los terremotos del año pasado, salieron a las calles y se registraron escenas de pánico.
El alcalde, Massimo Cialente, aseguró que de momento no se habían registrado daños, aunque reiteró que la «situación es muy difícil, ya que hay que sumar a las nevadas el terremoto».
En Amatrice, la antigua y bella ciudad de montaña devastada por un terremoto anterior, se derrumbó lo que quedaba de una torre medieval.
El ejército ha sido movilizado para hacer frente a la doble emergencia: responder a los pedidos de asistencia y de transporte de enfermos, de una población que vive desde hace más de seis meses en condiciones precarias.