Harry Castel
Escritora y dramaturga
355. Presagios
El bochorno nocturno solo podía presagiar tormenta. Todos los hombres en aquel cuarto sudaban y maldecían el calor que convertía aquellas cuatro paredes en una olla de presión, no rx mientras aguardaban que de un momento a otro el cielo se rompiera y aliviara el infierno. Miraban al cielo y sin embargo, nada, ni una gota asomaba en aquel cielo impasible. De pronto un rumor sordo bajo el suelo, como un murmullo amenazante, comenzó a retumbar.
– “Está temblando” – dijo alguien mientras todos corrían hacia la salida. Cuando llegaron a la calle, el movimiento había cesado. En el cielo nocturno, las estrellas temblaban de pánico y una ráfaga de brisa les golpeó el rostro.
“Ese era el calor” – sentenció el más viejo.
356. Campaña
El hombre se desgañitaba. Frente a él, una multitud desganada agitaba banderillas pensando en el refrigerio y los regalos que les esperaban al finalizar aquel interminable discurso en el que reconocían calco sobre calco, palabras de hacía cinco años.
357. Galanteo
Todos los programas de televisión eran iguales en esa época del año, uno tras otro, hombres convencidos hablaban frenéticamente, pasando de la indignación a la ternura, como audaces actores de telenovela pero sin chica bonita a quien conquistar, quizás era por eso que se dirigían a la cámara como quien se lanza a una pelirroja en un bar, sin embargo del otro lado de la pantalla nadie se sonrojaba ni sonreía, nadie coqueteaba, simplemente pasaban de un canal a otro, apretando fastidiados el botón del control remoto, mientras suplicaban a los cielos que aquel torpe galanteo terminara de una vez.
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