Washington/AFP
Ivan Couronne y Jerome Cartillier
El presidente estadounidense Donald Trump sorprendió a todo Washington el viernes al amenazar al Congreso con vetar la ley de presupuesto federal aprobada en la madrugada, arriesgando un nuevo «cierre» del gobierno, molesto porque no incluye sus planteos sobre inmigración.
Este anuncio, en franca contradicción con la posición anunciada el día anterior por su director de Presupuesto, que puso la mano en el corazón de que el presidente firmaría el texto, ha reforzado aún más la impresión de que en la Casa Blanca reina el caos.
Si Trump no promulga la ley el viernes, el Estado federal dejará de estar legalmente financiado a partir de la medianoche y se verá obligado a dejar de funcionar parcialmente, en lo que sería el tercer «shutdown» (cierre) del año.
En un tuit, Trump dijo que evalúa el veto porque la ley de presupuesto aprobada prevé financiación insuficiente para el muro y omite abordar la situación de cientos de miles de jóvenes inmigrantes indocumentados que se encuentran en un limbo legal desde que él mismo canceló el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), creado por su antecesor Barack Obama.
«Estoy considerando un VETO de la ley de presupuesto basado en el hecho de que los más de 800.000 destinatarios de DACA han sido totalmente abandonados por los demócratas (ni siquiera se mencionan en la ley) y el MURO FRONTERIZO, que se necesita desesperadamente para nuestra defensa nacional, no está totalmente financiado», escribió el mandatario en Twitter.
Un veto solo puede levantarse con una nueva votación de la Cámara de Representantes y el Senado, por una mayoría de dos tercios.
Además de la improbabilidad política de lograr en pocas horas el acuerdo que el Congreso no pudo alcanzar en varios meses, hay un obstáculo práctico: la mayoría de los legisladores abandonaron la capital federal el jueves por la noche o se estaban preparando para hacerlo el viernes por la mañana, para un receso de dos semanas.
La ley fue negociada durante semanas por la mayoría republicana y la oposición demócrata del Congreso.
El presupuesto aprobado, de casi 1,3 billones de dólares, permitirá el funcionamiento del Estado federal hasta el final del presente año presupuestal, es decir, hasta el 30 de septiembre.
«La respuesta es sí»
Tanto Trump como los republicanos y los demócratas en el Congreso han buscado durante meses un compromiso para regularizar a cientos de miles de jóvenes inmigrantes, la gran mayoría de origen latinoamericano, a cambio de endurecer la política migratoria y de financiar la construcción del alto muro de cemento en la frontera con México que el mandatario prometió en su campaña y que defiende contra viento y marea.
Pero fue imposible alcanzar un acuerdo.
Finalmente, Trump solo consiguió 1.600 millones de dólares para construir cercas o renovar algunas decenas de kilómetros del muro, mucho menos de los 25.000 millones de dólares que había pedido inicialmente.
Y los demócratas no lograron nada para los «dreamers», como se conoce a los inmigrantes ilegales que llegaron de niños a Estados Unidos.
Esta es una de las razones por las cuales 77 de los 192 demócratas en la Cámara baja votaron en contra del texto el jueves.
Por su parte, 90 de los 238 representantes republicanos también se opusieron, furiosos por el aumento del gasto que prevé la ley. En el Senado, la norma cosechó 65 votos a favor y 32 en contra.
La Casa Blanca reconoció el jueves que la ley no cumplía con todo lo que Trump quería, pero dijo que el presidente estaba listo para firmarla.
«¿Firmará el presidente esta ley? La respuesta es sí», dijo Mick Mulvaney, director del Presupuesto de la Casa Blanca, durante una rueda de prensa el jueves. «¿Es una ley perfecta? No. ¿Es exactamente lo que estábamos pidiendo? No».
El tuit de Trump provocó consternación entre los legisladores demócratas, que acusaron al presidente de hipocresía.
«No olvidemos que usted derogó el DACA y torpedeó todos los posibles acuerdos bipartidistas. Esto es su culpa», dijo el demócrata Tim Ryan.