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Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. [Foto Diario Co Latino/Saul Loeb/AFP]

Trump ante la bofetada electoral de Alabama

Washington/AFP

Alina Dieste

El presidente estadounidense Donald Trump enfrentaba el impacto de la bofetada electoral en Alabama, donde el sorpresivo triunfo de un demócrata al Senado reducía el margen de maniobra oficialista en el Congreso y aumentaba la posibilidad de una desbandada de legisladores republicanos.

Roy Moore, un exjuez ultraconservador, acusado durante la campaña electoral de abuso sexual a adolescentes en los años 1970, era el candidato de Trump para ocupar la banca que dejó libre el fiscal general Jeff Sessions en el sureño y conservador bastión republicano.

Pero en una ajustada votación que movilizó a la comunidad negra y llenó de esperanza al partido Demócrata, le ganó el defensor de los derechos civiles Doug Jones, con lo cual la mayoría oficialista en la Cámara Alta se reduce al mínimo (51 de los 100 escaños), dificultando la ya complicada concreción de la agenda del presidente.

Trump, que el martes por la noche saludó a Jones con un magnánimo «una victoria es una victoria», buscó el miércoles distanciarse de la derrota, recordando que inicialmente apoyó al rival de Moore en las primarias republicanas, Luther Strange.

«La razón por la que respaldé a Luther Strange es porque dije que Roy Moore no sería capaz de ganar las elecciones. ¡Tenía razón!», escribió en Twitter.

Pero lo cierto es que Trump ignoró el consejo de los líderes partidarios al apoyar a Moore, quien, como él, contaba con el respaldo de votantes evangélicos y blancos.

Moore no sólo recibió arengas de Trump a votarlo, sino también asesoría del ultraderechista ex estratega jefe del presidente, Steve Bannon, que agregó al discurso del postulante republicano sus usuales apuntes cargados de connotaciones raciales y sus ataques a la prensa y las élites.

El revés electoral no hizo sino alimentar las críticas internas.

«Muchos republicanos que se preocupan por mantener las mayorías están furiosos con Trump/Bannon», tuiteó el exdirector de comunicaciones del senador Marco Rubio, Alex Conant, resumiendo el sentir de muchos.

La Casa Blanca quería celebrar este miércoles la única victoria legislativa anunciada por la nueva administración: la reforma fiscal. Pero ahora el discurso de Trump sobre este tema podría pasar desapercibido.

Barbas en remojo

El terremoto político en Alabama hizo titulares: hacía un cuarto de siglo que los demócratas no ganaban un escaño en el Senado en ese estado marcado por las tensiones raciales, donde el año pasado Trump le ganó por 28 puntos a su rival Hillary Clinton.

Jones, famoso por mandar a cadena perpetua a dos miembros del Ku Klux Klan por un atentado en 1963 que dejó cuatro niñas muertas, cosechó 49,9% de los 1,3 millones de votos, frente al 48,4% de Moore, una diferencia de apenas 21.000 adhesiones que renovó en el partido Demócrata la ilusión con miras a las elecciones legislativas del próximo año.

«Cuando el partido Demócrata se involucra temprano, llegamos lenta pero seguramente», afirmó en CNN el presidente del partido, Tom Pérez, al señalar la masiva movilización que incluyó en particular a la comunidad negra y contó con el decidido apoyo de Barack Obama, entre otras prominentes figuras demócratas.

¿Funcionará esa receta en otros estados de tradición conservadora? 

Los republicanos ponen las barbas en remojo, porque saben que deben mantener el control de ambas cámaras para hacer avanzar sus iniciativas y alejar la posibilidad de una destitución del presidente, que solo cuenta con apenas 35% de popularidad y vive de escándalo en escándalo.

El periódico USA Today, usualmente moderado, pidió este miércoles la renuncia del mandatario, afirmando que no sirve ni para «limpiar los aseos» de la biblioteca presidencial de Barack Obama o lustrar los zapatos de George W. Bush.

«El presidente Trump muestra que no es apto para el cargo», señala en su editorial, un día después de que el presidente insinuara que la senadora demócrata Kirsten Gillibrand haría favores sexuales para conseguir fondos para su campaña.

Moore todavía no ha reconocido su derrota. «Cuando la votación es así de reñida, no se ha acabado», dijo a sus seguidores, inclinándose por un recuento de las papeletas.

Pero la ley de Alabama solo prevé un recuento automático si la diferencia está dentro de medio punto porcentual, actualmente es de 1,5%.

Alabama certificará la elección entre el 26 de diciembre y el 3 de enero. Si no se ordena un recuento, se espera que Jones se estrene en el Capitolio en Washington a principios de enero. Pero ya habrá hecho historia.

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