Washington/PL
El presidente estadounidense, Donald Trump, arreció hoy la defensa de su veto de viajes y criticó al Departamento de Justicia por enviar a la Corte Suprema la versión revisada en lugar de la orden ejecutiva original.
A través de una serie de mensajes publicados esta mañana en su cuenta de la red social Twitter, el jefe de Estado consideró que esa agencia federal debía haberse quedado con el decreto firmado por él el 27 de enero, el cual generó fuertes críticas y protestas en casi todo el país.
‘El Departamento de Justicia debería haberse atenido a la prohibición original de viajes, no la versión diluida políticamente correcta presentada ante la Corte Suprema’, consideró el mandatario.
Antes señaló que ‘la gente, los abogados y los tribunales lo pueden llamar como quieran, pero yo lo llamo como lo necesitamos, y es una prohibición de viajes’.
Según el gobernante, la entidad debería pedir una audiencia acelerada ante la máxima instancia judicial del país y buscar una versión mucho más dura del veto.
En cualquier caso, estamos siendo extremos vetando a que vienen a Estados Unidos para ayudar a mantener a nuestro país a salvo. ÂíLos tribunales son lentos y políticos!, agregó.
Trump intensificó la campaña a favor de su controvertida orden ejecutiva desde el pasado sábado, como reacción a los atentados ocurridos en Londres, Reino Unido.
Nosotros tenemos que ser inteligentes, vigilantes y duros. Necesitamos que los tribunales nos devuelvan nuestros derechos. ÂíNecesitamos la prohibición de viajes como un nivel adicional de seguridad!, escribió ese día.
En tanto, ayer volvió sobre el tema en la misma red social al expresar que deberían dejar de ser políticamente correctos y llegar al negocio de la seguridad para el pueblo. ‘Si no nos ponemos inteligentes, sólo empeorará’, dijo.
La cuestión del veto de viajes, que busca evitar la entrada temporal a Estados Unidos de nacionales de países mayoritariamente musulmanes y la llegada de refugiados de cualquier origen, es vista como una de las derrotas de la actual administración, pues sus dos versiones recibieron un bloqueo en los tribunales.
El decreto original, que se consideró más abiertamente discriminatorio y polémico, fue frenado a nivel nacional por un juez de la ciudad de Seattle, y luego la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito con sede en San Francisco, confirmó la decisión.
Tal desenlace obligó al mandatario a aprobar una nueva directriz elaborada para parecer menos violatoria de la libertad religiosa, que entre otros temas sacó a Iraq de la lista de países incluidos en la prohibición, la cual quedó reducida a seis: Irán, Siria, Libia, Somalia, Yemen y Sudán.
Pero jueces de Maryland y Hawái volvieron a frenarla por considerar que esa versión también parecía más un veto musulmán que una medida dirigida a la seguridad nacional, y tras la ratificación de ese fallo en el Cuarto Circuito de Apelaciones con sede en Richmond, Virginia, el Gobierno elevó el caso a la Corte Suprema de Justicia.