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Trump arremete contra demócratas previo a votación sobre presupuesto

Washington/AFP

Jerome Cartillier

Donald Trump lanzó una ofensiva contra los demócratas, previo a la nueva votación sobre el presupuesto que se llevará a cabo este lunes, tras fracasar un acuerdo que provocó el cierre parcial de la administración federal.

El cierre («shutdown») se produjo la medianoche del viernes, cuando venció el plazo que tenía el Senado para aprobar una extensión del presupuesto por cuatro semanas.

La Cámara de Representantes lo había aprobado el jueves, pero el viernes el partido Republicano no consiguió los 60 votos necesarios para adoptar la medida, debido a un desacuerdo sobre el tema migratorio.

Los primeros efectos de la paralización del gobierno federal se sentirán a partir de este lunes, con el cese de actividades de cientos de miles de empleados federales. En las Fuerzas Armadas, los uniformados deberán permanecer en sus puestos, pero no recibirán su paga.

«Es fantástico ver a los republicanos pelear con determinación por nuestro Ejército y seguridad en las fronteras», tuiteó Trump, al día siguiente de cumplir su primer año en el gobierno.

El mandatario acusó a sus adversarios demócratas de «simplemente querer una multitud de inmigrantes sin el mínimo control», pero no ha dado señales hasta el momento de cómo prevé salir de esta crisis, por lo que es prácticamente imposible calcular cuánto tiempo durará esta situación.

El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, anunció que este lunes se celebrará una votación sobre el presupuesto, aunque nadie muestra un compromiso al respecto.

Migración en disputa

La oposición demócrata reclama una solución para los casi 700.000 inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos, beneficiados por el programa DACA, lanzado en 2012 por el gobierno de Barack Obama, que les daba permiso para trabajar y estudiar legalmente en Estados Unidos. Trump no ha renovado este programa que vence el 5 de marzo.

Los republicanos, por su parte, dicen que no discutirán sobre este tema sin la reapertura de la administración federal.

Por fuera de las discusiones, a veces demasiado técnicas, los estadounidenses asisten a una batalla mediática. Republicanos y demócratas visitaban este domingo distintos canales de televisión para asegurar su intención de alcanzar un acuerdo y denunciar la falta de voluntad del partido contrario.

Mick Mulvaney, director de presupuesto de la Casa Blanca, dijo estar convencido de que existe una verdadera posibilidad de encontrar una solución antes del lunes de mañana. Pero también advirtió en Fox News que en caso de que fracase esta posibilidad, el «shutdown» puede durar «varios días».

También denunció una maniobra política de algunos demócratas, que según él buscan alargar el cierre hasta el día en que se prevé celebrar el discurso del Estado de la Unión, el 30 de enero.

Este discurso ante las cámaras del Congreso es el momento en que el gobierno explica al pueblo estadounidense sus prioridades para el año que empieza.

Trump y la ‘opción nuclear»

La última vez que el gobierno federal se vio forzado a paralizar sus actividades fue en octubre de 2013, durante el gobierno de Obama, cuando 800.000 empleados públicos fueron licenciados durante 16 días.

«No vamos a reanudar las negociaciones sobre inmigración ilegal hasta que desbloqueen al gobierno y permitan a nuestros soldados y sus familias cobrar el salario que han ganado», dijo a soldados estadounidenses el vicepresidente Mike Pence, de camino a Medio Oriente.

En este contexto, Trump evocó el domingo en un tuit una posible reforma de los procedimientos de votación en el Senado.

Esta medida, conocida en Washington como «opción nuclear» marcaría una ruptura radical en el funcionamiento de esta institución que debe contrabalancear los excesos partidarios de la tumultuosa Cámara de Representantes.

El reglamento interior del Senado – compuesto por 100 miembros – estipula que para cada moción, todos los senadores tienen derecho a objetar. Esta objeción solo puede ser superada con el voto de las 3/5 partes del Senado. En la práctica, se necesitan los votos de 60 senadores para tomar alguna decisión.

Pero los republicanos cuentan con 51 bancas en el Senado.

Pero cruzar el rubicón y tomar la decisión unilateral de reducir la barra de 60 a 51 votos transformaría profundamente el funcionamiento del Congreso. La mayoría de los senadores se opone a esta iniciativa.

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