Por Paul Handley
Washington/AFP
El gobierno de Donald Trump anunció la cancelación de un plan para legalizar a millones de inmigrantes ilegales con hijos nacidos en Estados Unidos, pero dijo que mantendrá por ahora el «DACA», que protege de la deportación a cientos de miles de jóvenes.
Trump prometió en su campaña deportar a los indocumentados, construir un muro en la frontera con México y eliminar el «DACA», que permite a hasta 1,7 millones de jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos ilegalmente por sus padres estudiar, tramitar permisos de trabajo y una licencia de conducir. Más de 750.000 se han acogido al programa.
Pero tras su elección, Trump fue moderando su opinión sobre el popular «DACA», y el Departamento de Seguridad Interior anunció en su sitio web el jueves de noche -en el quinto aniversario del programa- que por ahora seguirá vigente.
Sin embargo, una propuesta de Obama de 2014 para proteger también de la deportación a unos 3,6 millones de madres o padres de niños nacidos en Estados Unidos, muchos de ellos residentes en el país hace años, fue eliminada, anunció el gobierno.
Ese programa, conocido como «DAPA», nunca ha sido implementado debido al riesgo de demandas judiciales.
Tras el anuncio del DAPA por parte del gobierno Obama, 26 estados presentaron una demanda en una corte federal de Texas y lograron bloquearlo.
El año pasado la Corte Suprema trató el caso y no consiguió llegar a un veredicto, con lo cual el fallo de la corte texana siguió vigente.
Estados Unidos tiene 11 millones de inmigrantes sin papeles, muchos de los cuales residen aquí hace años, pagan sus impuestos y tienen hijos estadounidenses. Sin embargo, el país no cuenta con ningún camino hacia la legalización, lo cual deja a estas personas bajo el riesgo de ser deportadas en cualquier momento.
«No dejaremos que destroce familias»
Desde su investidura en enero pasado, Trump ha indicado que las deportaciones se centrarán en los inmigrantes con antecedentes penales y en aquellos vinculados a pandillas como la MS-13.
Pero la policía migratoria (ICE) ha detenido y deportado a personas que han cometido ofensas leves, separando a familias que han vivido en este país durante décadas.
Grupos pro inmigrantes celebraron con cautela la decisión del gobierno de continuar con el DACA, aunque lamentaron que los permisos renovables solo duren dos años en vez de los tres años fijados por Obama en 2014.
El gobierno de Trump «ahora dice que no dará marcha atrás en el DACA», tuiteó Cecillia Wang, vicedirectora legal de la organización de defensa de los derechos civiles American Civil Liberties Union (ACLU).
«Estaremos observando al ICE para que lo cumpla», advirtió.
Esta es una «importante victoria», dijo Antonio Alarcón, un «Dreamer» y joven activista de la ONG Make the Road New York (MRNY).
«Para jóvenes inmigrantes como yo, esto significa que podremos seguir viviendo, estudiando y trabajando en Estados Unidos sin miedo de ser separados de nuestras familias y comunidad».
Pero también fustigó la anulación del DAPA. «Los inmigrantes no serán intimidados», sostuvo. «Seguiremos defendiendo a nuestras familias y resistiremos la agenda de odio del gobierno de Trump con cada fibra de nuestro ser».
César Vargas, también un «Dreamer» nacido en México y el primer abogado abiertamente indocumentado de Nueva York, deploró asimismo la anulación del DAPA.
Nuestras familias «serán vulnerables a la máquina de deportación de Trump», dijo Vargas, codirector de la organización Dream Action Coalition, cuya madre es indocumentada y vive aquí hace más de 30 años.
«No dejaremos que el presidente Trump destroce familias, y seguiremos luchando por los 11 millones de indocumentados hasta que consigamos una solución legislativa permanente» a la deportación, aseguró en un comunicado.