Por Jonah Mandel
Jerusalén/AFP
Desde que Donald Trump llegó al poder, Israel creía tener vía libre para la construcción de nuevas colonias, pero en las últimas horas Estados Unidos se distanció sugiriendo que, aunque no son «un impedimento» para resolver el conflicto con los palestinos, «no ayudan».
Los palestinos en cambio consideraron alarmante este mensaje de la Casa Blanca sobre la colonización, la primera reacción sobre este delicado asunto desde la toma de posesión del presidente Donald Trump el 20 de enero.
Para ellos, las afirmaciones de Washington rompen con la política histórica estadounidense y dan el visto bueno a la construcción de viviendas israelíes en territorio palestino ocupado, desde el momento que queda circunscrita en el interior de las colonias existentes.
«La construcción de nuevos asentamientos o la expansión de los existentes más allá de sus fronteras actuales no serían de ayuda para alcanzar el objetivo» de la paz, había dicho la Casa Blanca, después de mantenerse en silencio respecto a este tema durante dos semanas.
Israel por su parte restó importancia a estas declaraciones y afirmó que el asunto se aclararía durante la entrevista entre Trump y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el 15 de febrero en Estados Unidos.
Desde el 20 de enero, Israel ha efectuado cinco anuncios de nuevos asentamientos llevando a más de 6.000 las nuevas viviendas en Cisjordania y en Jerusalén Este. El miércoles anunció su intención de construir la que sería, según la organización anticolonización Paz Ahora, la primera nueva colonia impulsada por un gobierno israelí desde 1992.
No hay ‘giro’
Para Netanyahu, la llegada de Trump es una «oportunidad formidable» después de ocho años de «enormes presiones» por parte de la administración Obama en relación a Irán y al tema de las colonias.
La ONU considera ilegales las colonias y una gran parte de la comunidad internacional las ve como un grave obstáculo para la paz, lo que niega el gobierno israelí.
Tras señalar que la administración Trump todavía no había definido una postura oficial respecto al tema, el portavoz de la Casa Blanca declaró: «no creemos que la existencia de asentamientos sea un impedimento para la paz».
Danny Danon, embajador israelí en la ONU, se felicitó de que las declaraciones de la Casa Blanca fueran una ruptura con la administración Obama.
No vio, sin embargo, un «giro» por parte de la administración Trump.
«El comunicado es muy claro y significa en su esencia: esperad a la reunión con el primer ministro Netanyahu, que llegará a Washington en menos de dos semanas para entrevistarse con el presidente Trump, y luego determinaremos nuestra política», declaró a una radio pública.
Danon dio a entender asimismo que se podrían suspender los anuncios de nuevas viviendas hasta la reunión entre Netanyahu y Trump.
Para Shmuel Rosner, experto en las relaciones entre ambos países, las decisiones israelíes deben ser analizada en su contexto. Netanyahu se enfrenta a la supremacía de su derecha, estimulada no solo por la llegada de Trump sino también por un dictamen de la justicia que obligó al primer ministro a demoler la simbólica colonia «salvaje» Amona.
La Casa Blanca hizo saber a Netanyahu que había ido demasiado lejos y que no debía sondear la política de Trump, un hombre que sueña con solucionar un conflicto que los otros no han conseguido resolver, dice Rosner a la AFP.
Las afirmaciones de Washington causaron sin embargo alarma entre los palestinos. Hanan Ashrawi, miembro de la dirección palestina, denunció a la AFP un comunicado «confuso e inaceptable» que autoriza a los israelíes a construir en el interior de las colonias existentes.
«Esto va contra 50 años de la política clara de Estados Unidos», indicó un oficial palestino que requirió el anonimato, «quien pretenda que las colonias no son un obstáculo para la paz utiliza hechos alternativos, o bien ignora totalmente la realidad de la colonización y de la ocupación israelí».