Washington / AFP / PL
Sebastian Smith
Los miembros del Congreso regresaron a Washington el jueves, pero había pocas esperanzas de poner fin al cierre parcial del gobierno ante la falta de un acuerdo presupuestario debido a la negativa del presidente Donald Trump de dar el brazo a torcer en su demanda de financiar la construcción del muro en la frontera con México.
El Senado estaba en sesión después de las vacaciones de Navidad, aunque se esperaba la presencia de pocos legisladores y ninguna negociación formal sobre para destrabar el presupuesto.
El cierre parcial del gobierno federal entró este jueves en un sexto día.
Trump, aparentemente sin dormir tras un agotador viaje de ida y vuelta a Irak para su primera visita a las tropas estadounidenses en zona de conflicto desde que llegó al poder, indicó en su cuenta de Twitter que no estaba de humor para comprometerse en discusiones.
El mandatario exige que la ley de presupuesto asigne 5.000 millones de dólares para financiar el muro fronterizo con el que busca impedir la inmigración ilegal en la frontera con México, una propuesta central de la campaña electoral que lo llevó al poder.
Los opositores y algunos exponentes del oficialismo republicano acusan al presidente de inflar el problema de la inmigración con fines políticos y dicen que un muro no es la mejor forma de garantizar la seguridad en la frontera, por lo que no apoyan la iniciativa.
En represalia, Trump se niega a firmar un paquete de gastos más amplio, lo que obliga a sectores del gobierno federal a detener sus actividades por falta de fondos y unos 800.000 empleados federales son licenciados sin goce de sueldo.
Ninguna de la dos partes ha movido sus piezas en el tablero político y este jueves Trump mantuvo su tono de desafío.
«¿Se han dado cuenta finalmente los demócratas de que necesitamos desesperadamente seguridad en la frontera y un muro en la frontera sur?», escribió en Twitter, apenas tres horas después de haber llegado del viaje a Irak.
«Necesitamos evitar que las drogas, el tráfico de personas, los miembros de pandillas y los delincuentes entren a nuestro país», dijo.
– Sin señales de acercamiento –
Según la publicación The Hill, ese último paso ocurrirá cuando el presidente norteamericano, Donald Trump, y los líderes de las minorías demócratas de la Cámara alta y de Representantes, Chuck Schumer y Nancy Pelosi, lleguen a un acuerdo acerca del financiamiento gubernamental.
Hasta ahora no hay señales de que las dos partes estén cerca de un pacto, expuso ayer el medio de comunicación, especializado en temas del Congreso.
Dos días atrás, Trump afirmó que el cierre administrativo seguirá hasta el cumplimiento de su exigencia de fondos para el polémico muro en la frontera con México.
No puedo decirles cuándo va a reabrir el Gobierno, comentó a reporteros el mandatario republicano después de una videoconferencia por Navidad con tropas de su país desplegadas en el exterior.
Sin embargo, recalcó que es necesario tener un muro, una valla, ‘como sea que quieran llamarlo’.
Lo nombraré como deseen, pero es la misma cosa, una barrera para impedir el ingreso a Estados Unidos de personas y drogas, subrayó Trump sobre la obra, una de sus promesas de campaña hacia la Casa Blanca, la cual acapara rechazo dentro y fuera de territorio norteamericano.
– Nerviosismo económico –
Los cierres parciales del gobierno no son un arma inusual en las negociaciones presupuestarias de Washington, donde las fuertes divisiones entre los dos partidos hacen que la cooperación sea una rareza.
Pero el rencor se ha disparado bajo la administración de Trump y se espera que aumente aún más a partir de enero, cuando los demócratas tomen el control de la Cámara de Representantes tras su victoria en las elecciones de medio mandato de noviembre.
El conflicto ha atizado las preocupaciones sobre la perspectiva de la economía de Estados Unidos para 2019, tras el aumento registrado en 2018, con los mercados en un vértigo de montaña rusa.
Trump ya había adelantado que aprobó un contrato para la construcción de un muro de unos 185 kilómetros de extensión en Texas, aunque sin dar detalles.
Grandes secciones de la frontera de más de 3.200 km con México ya están divididas por cercas u otras barreras.
Pero los inmigrantes, muchos huyendo de la violencia y de la pobreza en sus países, siguen cruzando ilegalmente.
Los críticos de Trump dicen que está pisoteando los derechos de asilo legalmente protegidos y argumentan que los recursos deben canalizarse hacia alternativas de alta tecnología en vez de un muro.
La gestión del flujo ilegal en la frontera se ha complicado ante la afluencia de familias y niños pequeños, cuando hace unos años eran mayoritariamente hombres los que ingresaban clandestinamente.
Dos niños guatemaltecos murieron en diciembre por enfermedades aún no reveladas estando bajo la custodia de las autoridades estadounidenses y la secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, dijo que se requerían «medidas de protección extraordinarias» para manejar el flujo.
El Comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Kevin McAleenan, advirtió el miércoles que la agencia no pudo hacer frente a los miles de migrantes que llegaban, ya que la mayoría de las instalaciones se construyeron hace décadas pensadas para hombres que llegaban solos.
«Necesitamos la ayuda del Congreso. Necesitamos un presupuesto para la atención médica y la salud mental para los niños alojados en nuestras instalaciones», dijo a la cadena CBS News.