Por Anne Renaut
Washington/AFP
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró a tres destacados ultraconservadores para los puestos clave de fiscal general, asesor de Seguridad Nacional y director de la CIA.
Trump designó al frente del Departamento de Justicia al senador Jeff Sessions, partidario de adoptar un perfil extremadamente duro ante la inmigración ilegal, uno de los ejes centrales de su campaña.
Pocos días después de su victoria, el multimillonario republicano prometió expulsar a unos tres millones de personas indocumentadas con antecedentes criminales.
«Recibo con entusiasmo la visión de Trump de ‘un solo Estados Unidos’ y su compromiso con la igualdad ante la ley. Aspiro a cumplir plenamente con mis deberes con una dedicación inquebrantable por la justicia y la imparcialidad», dijo Sessions.
En la década de 1980 el senador, de 69 años, causó una gran polémica por sus propuestas racistas, cuando reclamó a un abogado blanco haber «avergonzado a su raza» por defender a un cliente negro.
La influyente organización de defensa de las libertades ACLU recordó haber sido calificada como «comunista» por Sessions y que criticado su postura sobre los derechos de los homosexuales, la pena de muerte y el aborto.
«Si tienen nostalgia por la época en la que hacíamos callar a los negros, los homosexuales debían esconderse, los inmigrantes eran invisibles y las mujeres estaban en la cocina, el senador Sessions es su hombre», ironizó el congresista demócrata por Illinois Luis Gutiérrez.
Sin embargo, el nombramiento de Sessions -representante de Alabama (sur) en el Senado desde 1997- fue recibido «como una gran noticia» por el senador ultraconservador de Texas Ted Cruz, rival de Trump en las primarias.
Pro Rusia y anti-Irán
El general retirado Michael Flynn, de 58 años, será el asesor de Seguridad Nacional de Trump, cargo actualmente ocupado por Susan Rice. Entre 2012 y 2014 dirigió la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, en inglés). Entonces fue criticado por sus declaraciones hostiles contra el islam.
Flynn también es conocido por su postura conciliadora con Rusia y China. El presidente saliente Barack Obama ha pedido expresamente Trump «hacer frente» a Moscú.
La designación de Flynn «podría complacer (al presidente ruso Vladimir) Putin y (al presidente turco Recep Tayyip) Erdogan», opinó el exasesor de Barack Obama, David Axelrod.
El congresista demócrata Adam Schiff, miembro de la comisión de inteligencia, se dijo «muy preocupado» por la «debilidad» de Flynn por Rusia y sus «declaraciones incendiarias» sobre el islam.
El magnate inmobiliario decidió poner al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) al congresista por Kansas Mike Pompeo, parte del Tea Party, el ala ultraconservadora del Partido Republicano.
Pompeo formó parte de la comisión investigadora del Congreso sobre el ataque a la misión diplomática estadounidense en Bengasi (Libia) en 2012, que dejó cuatro estadounidenses muertos, incluido el embajador.
De los tres designados, sólo Flynn no requiere la aprobación del Senado.
Estas nuevas nominaciones fueron celebradas por los republicanos, pero alarmaron a los demócratas, que todavía están digiriendo el nombramiento el domingo del ultraderechista Steve Bannon -jefe del portal de extrema derecha Breitbart- como principal estratega y asesor de Trump.
El fin de semana, Reince Priebus, de 44 años y presidente del Comité Nacional del Partido Republicano, también fue elegido como jefe de gabinete de la Casa Blanca.
Tranquilizar a los aliados
En contraste con estas figuras de línea dura, Trump dejó filtrar los nombres de personalidades más moderadas para dirigir la diplomacia estadounidense.
Se prevé que Trump se reúna este fin de semana con el republicano moderado Mitt Romney, excandidato presidencial derrotado por Barack Obama en 2012. Los medios estadounidenses señalan que el exgobernador de Massachusetts podría ser designado secretario de Estado.
Este acercamiento ha causado la sorpresa de muchos porque Romney encabezó la oposición a la candidatura de Trump y a su postura populista en las primarias del Partido Republicano.
El exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani también ha sonado como posible jefe de la diplomacia.
Trump, que desde su elección prácticamente no ha salido de su rascacielos en Nueva York, se desplazará el fin de semana a un club de golf de Nueva Jersey donde continuará las reuniones para completar su gabinete.
En un juego sutil de equilibrio, el presidente electo busca tranquilizar a los aliados de Estados Unidos.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró que tenía «gran confianza» en el magnate tras reunirse con él. Fue la primera reunión entre Trump y un dirigente mundial desde su victoria en las urnas.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo el viernes que tuvo «una buena conversación» telefónica con Trump sobre el futuro del organismo.