Por Mike Smith
Jerusalén/AFP
Un alto consejero del presidente estadounidense, Donald Trump, visitará Israel este lunes para tratar de rebajar las tensiones causadas por las nuevas medidas de seguridad impuestas en la explanada de las Mezquitas de Jerusalén, que degeneraron en una oleada de violencia.
La visita de Jason Greenblatt coincide con un incremento de las tensiones en la zona, a raíz de las medidas de seguridad que Israel decidió imponer en la explanada de las Mezquitas, que los judíos denominan Monte del Templo, ubicada en Jerusalén Este.
Israel instaló detectores de metales en las entradas del complejo, que alberga la mezquita Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, después de que dos policías israelíes murieran en un ataque el pasado 14 de julio.
Los palestinos interpretaron esta medida como un movimiento de Israel para reforzar su control sobre el lugar. Desde entonces rechazan entrar en el complejo como protesta y han estado orando en las calles aledañas.
Pero Israel justifica su decisión alegando que los atacantes del 14 de julio habían escondido sus armas en la explanada y que salieron de allí antes de atacar a los policías.
En los últimos días, se sucedieron los enfrentamientos entre manifestantes que protestan contra estas medidas y las fuerzas de seguridad israelíes.
Cinco palestinos murieron en estos choques y tres israelíes fueron asesinados por un palestino en una colonia de Cisjordania ocupada el viernes por la noche.
Este lunes, un palestino apuñaló a un árabe israelí en las afueras de Tel Aviv al confundirlo, al parecer, con un judío israelí y lo hirió levemente.
Por otro lado, Israel disparó este lunes contra posiciones de Hamas en la Franja de Gaza, en respuesta al lanzamiento de un proyectil que cayó en territorio israelí, sin causar víctimas.
Ataque en Jordania
En Jordania, el país que custodia los lugares sagrados musulmanes de Jerusalén, donde más de 8.000 personas se manifestaron el viernes para protestar contra las nuevas medidas, dos jordanos fueron abatidos y un israelí resultó herido el domingo por la noche en las instalaciones de la embajada de Israel en Ammán.
Según el ministerio de Relaciones Exteriores israelí, un jordano atacó a un guardia de seguridad israelí con un destornillador en la legación israelí, a lo que el guardia respondió disparando contra el atacante y, por error, contra otro jordano que se encontraba allí, propietario del apartamento. Ambos murieron.
Una fuente gubernamental jordana indicó que las autoridades de Ammán solicitaron interrogar al guardia, que goza de inmunidad diplomática, según el ministerio de Exteriores israelí.
No estaba claro si los hechos estaban relacionados con las tensiones vividas en el Estado hebreo en los últimos días.
Por su parte, el diario israelí Haaretz informó que un alto responsable de Defensa israelí debía viajar este lunes a Ammán para tratar de solucionar la crisis entre ambos países, que firmaron un tratado de paz en 1994.
Además, la fuente jordana señaló que Ammán «no desea una escalada diplomática por un caso en el que ambos países podrían cooperar».
Ante el temor de que se produzcan nuevos disturbios, Greenblatt «salió hacia Israel anoche para apoyar los esfuerzos para reducir las tensiones en la región», indicó un responsable estadounidense que pidió el anonimato.
Reunión del Consejo de Seguridad
El gabinete de seguridad israelí tenía pensado tratar este asunto el lunes por la tarde, indicó a la AFP un portavoz del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Algunos responsables israelíes afirmaron estar abiertos a modificar las medidas de seguridad del lugar sagrado. Se instalaron cámaras de seguridad en las entradas del complejo, lo que podría suponer una alternativa a los detectores de metales.
El domingo, Netanyahu afirmó que el personal de seguridad le va informando de la situación y que «actuará en consecuencia».
El Consejo de Seguridad de la ONU también celebrará una reunión a puerta cerrada este lunes para tratar el tema, a petición de Egipto, Francia y Suecia.
Por su parte, el jefe de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, acusó el domingo a Israel de «jugar con fuego» con sus nuevas medidas de seguridad, mientras que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que estas constituyen un insulto para el mundo musulmán.